Crónica de la IV reunión del círculo Carlista Santafé, sobre la exposición del primer capítulo del libro ¿Qué es el carlismo?

La tradición es nuestra bandera, a la que debemos asirnos los caballeros de la hispanidad

Escudo del Círculo Tradicionalista Santafé de Bogotá

Después de hallarnos reunidos a las 18:30 del jueves 23 de mayo, los miembros del círculo carlista Santafé de Bogotá, tuvimos nuestra IV sesión del presente año. Con el ánimo siempre bien dispuesto, comenzamos la sesión escuchando a nuestro presidente, que nos contaba su experiencia en algún evento que ha tenido lugar recientemente y en el que ha podido participar.

Posterior a esto, uno de los miembros del círculo, comenzó haciendo una muy completa exposición sobre el primer capítulo del libro ¿Qué es el carlismo?, objeto de nuestro estudio. Este capítulo, titulado El problema del carlismo, es una breve presentación de lo que no es, y de lo que sí es el carlismo. Explicando lo que somos es un buen comienzo para definirnos frente a este mundo moderno, que nos puede ver de diversas formas. No somos ni una leyenda negra, como tratan de hacer ver muchas cosas buenas; ni unos salvajes que buscan ansiosamente el poder; ni mucho menos unos tontos que viven en una idealización utópica de la vida, no. Somos un movimiento político con un ideal, que es diferente. Un ideal que es el del amor a la patria, el respeto a su historia, y sobre todo, un ideal de trascendencia del hombre. El carlismo no se entiende sin Dios, por eso se ha hecho también un cuerpo de Doctrina tradicionalista, un faro en la búsqueda de la Verdad. 

En la exposición, nuestro correligionario nos habló sobre todo acerca de la cuestión histórica que encierra al carlismo, cómo este surge en defensa de una bandera que evoca amor, valor y verdadera libertad. 

La cuestión histórica es también importante de entender, porque en ella vemos como dos mundos opuestos se enfrentan, como es inevitable, y siempre ha ocurrido en el transcurso de la historia. Las dos ciudades se confrontan en una batalla irreconciliable, y cada una busca obtener la victoria, de formas distintas. Isabel, hija de Fernando VII, por parte de su madre viene de una familia liberal, y esto permea toda su educación. Su admiración se aparta de la Cruz, y se fija en el resto de una Europa llena de países con ideales liberales, herencia de la Revolución. Mientras que Don Carlos, desde niño aprendió a amar la tradición, y a rechazar por amor a ella lo novedoso de fuera, que, aunque aparentemente mostrara progreso, venía contaminado de liberalismo. 

Entre preguntas y respuestas se fue pasando el tiempo, y la exposición terminó dejándonos todo un panorama del contexto histórico al descubierto.  

Como último punto de nuestra agenda aquel día, tuvimos el rezo del Santo Rosario, y un pequeño momento para compartir entre todos. Terminamos esta nueva sesión de nuestro círculo gritando unos vivas a Cristo Rey, y nos despedimos con la tarea de leer un nuevo capítulo del libro para avanzar un poquito más en nuestra formación, y ser más agradables cada vez a nuestro sumo Capitán y Rey eterno, a Cristo, Nuestro Señor. 

La tradición es nuestra bandera, a la que debemos asirnos los caballeros de la hispanidad. Es una bandera que surge del amor, del amor a Dios, del amor a la patria. Surge del amor, y es por el amor por quien sigue en pie, por el amor de tantos que derramaron su sangre a sus pies para verla victoriosa. Y aunque aparentemente haya caído, mientras en el mundo haya un solo corazón que la ame, aún seguirá viva. 

Buscaremos, con la ayuda de Dios, seguir fieles a su causa, para poder vivir y morir en su amor. A ejemplo de San Pablo, le pedimos a Nuestro Señor, que nos inflame cada día más en su amor, porque sin caridad nada somos. 

Maria de Madarriaga y Alonso, Círculo carlista Santafé de Bogotá.

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