Múltiple, impía, clasista y democristiana «fe»

Lo terrible del aborto llena a todos de ira y dolor, mas no puede distraer del hecho de cómo se ha llegado hasta aquí

Marea Rosa, Luis Cortes (Reuters)

Mientras del otro lado del Río Bravo (también Nueva España) la «iglesia» Bautista del Sur debate la profesión del Credo de Nicea, en Méjico varios despis­tados conservadores lamentan con profundo pesar la continuación del Régimen de la Cuarta Transformación ¿A empacho del bien común o de su propia idola­tría por «instituciones» inexistentes? ¿Por pietas cristiana hacia su tierra o cla­sismo?

En contraposición a la Santa Madre Iglesia que es Una, Santa, Católica y A­postólica, y al cuatrilema de Dios, Patria, Fueros y Rey Legítimo, estos nuevos e­rrores son múltiples en sus expresiones, desde los conservadores de ultranza pa­nista, los libertarios y moderados, hasta la alianza «Por México» que muestra su verdadera naturaleza revolucionaria, un «totum revoltum» que compila las va­rias expresiones de sus erranzas.

Son impíos puesto que no contentos con sus errores arrastran a más almas a ellos y hasta profanan la Casa de Dios haciendo «oraciones interreligiosas por el buen desempeño de las elecciones».

Son además de todo, clasistas, les parece deleznable la asistencia social, no ya por enseñar virtudes comunes, si no por un desprecio al pobre, por una cre­encia protestante de la «dignidad del trabajo», promueven sus partidarios el os­tracismo de todo aquel que no optase por su opción en la demogresca. Ignoran en su desgobierno que la programación fiscal es tan solo secundaria a una recta doctrina social. No odian lo odiable de lo malo, se abrazan a sus mentiras como verdad, y la poca bondad que pervive entre lo malo la vomitan.

Finalmente, se ve la síntesis de sus errores, que es el democristianismo en lo político y el modernismo en lo religioso, la herencia no de los cristeros que de­rramaron su sangre por la única auténtica libertad religiosa, sino de la jerarquía que pacta con las constituciones para no desagradar a Baal.

Y así se sorprenden con la presencia del atroz crimen del infanticidio. El único resquicio valuable que les queda es la defensa naturalista de la vida, cuando ello es el principio de la nueva vida sobrenatural a la cual se está llamado.

Lo terrible del aborto llena a todos de ira y dolor, mas no puede distraer del hecho de cómo se ha llegado hasta aquí, por lo que una defensa vacía de parir meramente por hacerlo parece dar razón a las abortistas que arguyen el naci­miento en la pobreza de estos infantes, puesto que no son alumbrados solo a una pobreza material, nacen a la pobreza espiritual de una nación que ya no parece cristiana ni pagana, a un mero espacio compartido, un contrato social, una ab­surdez: a la tibieza.

Pues bien, no temamos a un fantasma de comunismo inexistente, que mata quizá al cuerpo, temamos al capitalismo derechista que mata alma y cuerpo.

Pugnemos por la vida, sí, pero sobretodo a la pos sobrenatural.

No hagamos activismo vacío, militemos por Cristo Rey, lo cual empieza por conversión, oración y penitencia, sobretodo caridad perfecta, por el prójimo y la patria.

Juan González Flores, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta.

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