Juan Manuel de Prada en Oviedo: «La literatura española ha sido en muchos sentidos antieuropea»

Se trata de una novela coral, con multitud de historias, pequeñas tragedias y comedias, todas con un tono burlón

Fuente: Librería Matadero Uno

La histórica librería Ojanguren de Oviedo, renacida hace poco como Matadero Uno gracias a la iniciativa de un valiente grupo de libreros y escritores, acogió el pasado lunes 24 de junio a las 19:30 la presentación de la última novela de Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970), «Mil ojos esconde la noche. La ciudad sin luz» (Espasa). La obra, que contará con una segunda parte el próximo año, es a su vez continuación de la célebre «Las máscaras del héroe» y sigue los pasos de su protagonista, Fernando Navales, en el París de la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial.

Acompañado del escritor ovetense Diego Medrano, que dirigió la presentación, el autor baracaldés fue recibido por un público que abarrotó las estancias de la histórica librería de la Plaza de Riego mucho antes del comienzo de la presentación. Medrano resaltó en la introducción el vínculo nupcial que une a Juan Manuel de Prada con Asturias, pues su mujer, la periodista María Cárcaba, presente en el acto, es también ovetense, para orgullo de sus lectores asturianos.

Tras el exordio de Medrano, todo un elogio de la literatura en que no faltaron dardos afilados para los críticos de Juan Manuel de Prada, éste lamentó que «desgraciadamente se está imponiendo una idea de la literatura que la denigra y que está acabando con ella». «La gente lee libros —denuncia Prada—como si estuviera viendo una serie de Netflix, para pasar el rato, para que le llene la cabeza de alfalfa, y esto es demoledor y no sé hasta cuándo durará, pero si dura mucho será la muerte de este oficio».

Fuente: Librería Matadero Uno

El también autor de «Lucía en la noche» aprovechó esta reflexión para presentar su nueva novela: «Los libros que escribo combaten este nuevo imperio de la literatura funcional, y muy especialmente éste, en el que he querido entroncar con una tradición literaria que desgraciadamente cada vez es más exigua, que es la tradición de la literatura barroca española, la línea más gozosa de nuestra literatura». Y es que nuestra literatura, según Juan Manuel de Prada, «siempre se ha movido entre Escila y Caribdis, siempre ha sido una literatura muy asediada porque ha sido en muchos sentidos antieuropea, con unos rasgos especialísimos a lo largo de la historia que se han plasmado en unas expresiones artísticas concretas, como la novela picaresca o el esperpento, y en una visión del mundo propia que entronca con los grandes maestros del Siglo de Oro». La literatura funcional o, en irónicas palabras del autor, «finlandesa», está acabando «con unas formas expresivas, con una mirada sobre el mundo, con un tratamiento de la realidad que son los que en esta novela propongo».

Fuente: Librería Matadero Uno

«Mil ojos esconde la noche» narra, en efecto, los ambientes intelectuales españoles en el París de la II Guerra Mundial, y lo hace desde la resentida perspectiva del que fuera protagonista de «Las máscaras del héroe», el falangista Fernando Navales. «Naturalmente —advierte Prada—, todo lo que nos cuenta Navales lo tenemos que interpretar “a sensu contrario”». De entre los personajes que desfilan a lo largo y ancho de esa ciudad sin luz que es el París de la guerra, destacan dos que son blancos recurrentes de los odios de Navales: Pablo Picasso y Gregorio Marañón. De este último la precisión es obligada: «Gregorio Marañón no fue nunca la tercera España: fue la primera España y luego la segunda, pero nunca la tercera. De ser un intelectual estelar con la república pasa a ser un intelectual estelar con el franquismo». Con Picasso, en cambio, Navales es implacable. «Picasso —apunta el autor— se inventó una vida ficticia de resistencia a los nazis y de afiliación al partido comunista en la clandestinidad, pero es radicalmente falso: los expedientes policiales cantan y Picasso fue un hombre beneficiado por los nazis. Claro que la mirada de Navales es especialmente maligna».

Se trata de una novela coral, con multitud de historias, pequeñas tragedias y comedias, todas con un tono burlón, que forman, en palabras de Medrano, «un carrusel divertidísimo» que el lector podrá disfrutar a lo largo de más de setecientas páginas que todavía esperan una segunda parte, «Cárcel de tinieblas».

Agencia Faro

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