La Esperanza ya ha informado sobre el libro «Naturaleza Tradicional». Hoy les ofrecemos una entrevista con su autor, el Profesor D. Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro, Doctor Ingeniero de Montes por la Universidad Politécnica de Madrid que dirige la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid. Les recordamos que la presentación del libro, cuyo prólogo ha escrito el Profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, D. Miguel Ayuso, se celebrará en Madrid, calle José Abascal 38, a las 7 de la tarde del próximo sábado 28 de septiembre de 2024. Están todos invitados.
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P. Profesor Oria de Rueda, ¿cómo surge la idea de escribir un libro titulado «Naturaleza Tradicional»?
R. La preocupación por la naturaleza actual por parte de la soberbia sociedad urbana actual es muchas veces hipócrita. Ignora que la cristiandad ha sido básicamente rural y que realmente los campesinos han sido los auténticos custodios de la naturaleza, a través de una gestión sabia basada en la experiencia de muchos siglos. Por ello se necesitaba poner en valor el caudal de conocimientos de la Tradición rural, perseguida por la revolución industrial, que ha diezmado los recursos naturales durante mucho tiempo y que ahora intenta prohibir toda actividad agroganadera y forestal con la excusa de la conservación del planeta.
P. ¿Qué puede aportar a los lectores, muchos de ellos habitantes de ciudades, conocer cómo las generaciones anteriores han conservado la naturaleza?
R. Hay que conocer los avatares históricos para intentar recuperar en la medida de lo posible la naturaleza perdida. La Revolución Francesa dio al traste con las regulaciones tradicionales en el medio natural que habían conservado en equilibrio los bosques y paisajes a través de un aprovechamiento racional múltiple. Este lograba mantener todos los recursos a través de un aprovechamiento sostenido. Sin embargo, los liberales nacidos de la revolución querían destruir el orden establecido, con la excusa de llamar “manos muertas” a los sectores sociales, privatizar los terrenos comunales y eliminar las instituciones tradicionales para maximizar el beneficio rápido de los nuevos propietarios a costa de la mayoría social. La Desamortización liberal tuvo en toda Europa unas consecuencias naturales funestas, pues se talaron y destruyeron del orden de 70 millones de dehesas y bosques.
Las ordenanzas tradicionales consideraban de modo fundamental los principios y aplicaciones para la conservación, pues interesaba producir y aprovechar alimentos, aguas, maderas y otros recursos, combustibles, etc, de modo que no se agotasen. Esto tiene relación directa con la conservación de bosques diversos, pastizales y prados, cultivos, ríos y riberas, etc, que asegura la conservación eficaz de la Flora y la Fauna. En la actualidad hay un abandono rural completo, pues se importan materialmente todos los recursos de países lejanos. Esto tiene consecuencias nefastas para el medio ambiente, como la extensión de megaincendios, desaparición de numerosos hábitats, aguda escasez de recursos hídricos y sobre todo la devastación de la naturaleza y contaminación en los países del Tercer mundo.
P. ¿Nos podría explicar cuáles son los métodos y técnicas que se han usado tradicionalmente para conservar la naturaleza?
R. La primera es asegurar la producción de recursos naturales en la región de origen, como productos de cercanía a través de un paisaje de cultivos, praderas y bosques diversos. Los bosques adehesados, prados y pastizales de las montañas aseguran la recarga de acuíferos y el mantenimiento sostenible de la diversidad. El uso de la ganadería extensiva y trashumante resulta esencial para mantener muchos de estos paisajes y evitar los enormes y crecientes incendios forestales que amenazan destruir nuestras zonas naturales e incluso las áreas urbanas habitadas. El cultivo racional y múltiple de muy variadas leguminosas asegura la fertilidad de los suelos, así como la alternancia de cosechas de herbáceas diversas. El control de los extensos matorrales, a través de un manejo apropiado, evita los grandes incendios y produce combustible local y suministra recursos diversos. El aprovechamiento forestal tradicional asegura el buen estado de los árboles de los bosques frente al abandono y la inacción total.
P. ¿Qué problemas considera que son los más importantes en el medio ambiente español?
R. La concentración de la población en grandes ciudades y aglomeraciones en las regiones costeras supone un problema debido a las exigencias de agua, contaminación y producción de residuos en cantidades descontroladas. Por otra parte, se está llevando a cabo una estremecedora urbanización masiva del campo, a través de enormes extensiones de placas solares y de aerogeneradores que cosen materialmente los territorios a base de cemento y redes de cables y que tienen graves problemas de incendios en verano. Estos incendios amenazan cada vez más a toda nuestra naturaleza, debido sobre todo a la gran extensión de vegetación seca y senescente que arde a la primera de cambio.
Un tema destacado es el abuso de productos químicos en el medio ambiente, no solo herbicidas e insecticidas. Los ríos están verdaderamente contaminados con productos que la depuradoras no pueden limpiar, como los tranquilizantes y otros medicamentos que, de forma exagerada, consume la población, así como también productos anti-vida como los anticonceptivos, que están aniquilando no solo a los peces y anfibios sino a todas las aves y mamíferos que beben en sus aguas y viven en sus cercanías.
Existe una fuerte intensificación de los usos agrícolas y ganaderos; por ejemplo desaparece la ganadería extensiva de gran utilidad para la conservación de la Flora y la Fauna mientras se promocionan enormes macrogranjas de miles de animales encerrados y muy contaminantes.
P. Sabiendo que en la Península Ibérica el agua de los ríos es un bien muy escaso, ¿qué medidas son factibles para aumentar el caudal de los ríos?
En los territorios abandonados, sobre todo en las montañas en los últimos años, hay un grave bajón en los recursos hídricos basado en la intercepción de la vegetación. Muchas ciudades tienen verdaderos y crecientes problemas de suministro. El motivo es que muchos pastizales y dehesas de montaña que se conservaban por la ganadería trashumante y los usos tradicionales forestales están muy densos, invadidos de inmensos matorrales que interceptan gran parte del agua de lluvia. Se requiere entonces de medidas de manejo de la vegetación tales como el desbroce y el aclareo o raleo de montes cerrados.
Hace poco nos comentaron que las fuentes de la comarca pirenaica de Lourdes tenían cada vez menos caudal. Aunque es real la disminución de las nevadas, lo cierto es que en los últimos 70 años los espesos bosques de la cuenca se han cerrado de tal manera que cada vez llega menos agua a los acuíferos y se secan muchos de los manantiales.
P. ¿Cómo rebatiría a aquellos que afirman que la superficie forestal ha aumentado en España?
El abandono rural masivo, en donde se produce la desaparición de la ganadería y las actividades de aprovechamientos agroforestales, en todas las regiones españolas ha propiciado el exagerado avance del matorral y de enormes extensiones arbustivas espinosas, que totalizan varios millones de hectáreas, dando lugar a un engañoso escenario de mayor superficie forestal. Esta matorralización lleva asociada la mayor extensión de grandes incendios forestales, que dan lugar a megaincendios forestales y en un futuro próximo los teraincendios, imposibles de apagar, capaces de aniquilar en su totalidad a todos los árboles de montañas y serranías enteras. También, esta extrema densificación de la vegetación da lugar al llamado «monte muerto», debido a la competencia entre los árboles en situaciones de sequía que da lugar a escenarios dantescos, como los alcornocales y pinares muertos de Doñana, Monfragüe, montañas levantinas, etc. En la sociedad tradicional se gestionaba sabiamente la naturaleza para evitar los incendios y fortalecer el vigor y productividad de prados, dehesas, montes bajos y altos, así como asegurar el suministro hidrológico de manantiales, huertos y vergeles, prados de siega, etc.
P. En el actual estado de cosas, ¿cree usted que ideas como «huertos de fin de semana» y otras fórmulas semejantes son un avance o un espejismo?
R. El auge de los huertos familiares es muy positivo y demuestra la gran preocupación social por los alimentos que consumimos. El que buena parte de todas las frutas y verduras procedan de países lejanos (muchas veces de las antípodas), atiborradas de químicos tóxicos y controladas por empresas multinacionales y gobiernos sin escrúpulos se hace cada vez más agobiante. Con cien metros cuadrados de huerto alimentas a una familia y no dependes de los controladores del mundo. En la sociedad tradicional cada familia estaba obligada a tener su huerto y en caso de que no tuviese terreno el concejo se lo proporcionaba en condiciones inmejorables. En las ordenanzas castellanas y vascas era obligatorio plantar habas, lo cual tenía su explicación, pues ahora sabemos que es un alimento proteico valioso que impide el Parkinson, ELA y otras enfermedades neurológicas de enorme auge actual.
P. Hoy que (hasta en el Vaticano) todo es medio ambiente y naturaleza, ¿cómo valora la intervención de la Administración Pública en el ámbito ambiental?
Agradecemos al Profesor Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro tiempo que nos ha dedicado. Podrán obtener más información sobre el libro en el teléfono +34 630108342
Agencia FARO
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