Ciudad de Méjico.- Claudia Sheinbaum prestó juramento a la Constitución el pasado martes primero de octubre para convertirse en la nueva presidente del país en la Cámara de Diputados, dando continuidad al partido hegemónico y al proyecto «obradorista».
La nueva mandataria puso énfasis en su condición femenina como hecho histórico, al recalcar que «después de 200 años de la república por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación», para, paradójicamente usar la misma pleitesía para jurar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y dar continuidad a la estatolatría reinante durante esos mismos 200 años.
Después de un discurso donde destacó los «logros» de su ahora antecesor López Obrador, se enfocó en el supuesto cambio de régimen del neoliberalismo al «humanismo mexicano», sin señalar tampoco las raíces de ambas posturas en el liberalismo racionalista, pasó a destacar su postura feminista dialéctica y antinatural: «…es tiempo de mujeres (…), y también hoy, después de 200 años de la República y de 300 años de la colonia, porque previo a ello no tenemos registros claros (…), por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra nación», acentuó la presidente mostrando con ello no sólo una supuesta falta de memoria respecto a la forma de gobierno de las culturas precolombinas sino también la de dar continuidad a los discurso de la leyenda negra antiespañola que viene manejando desde que fue Jefa de Gobierno de la Ciudad de Méjico, insistiendo en las disculpas que le debe Felipe llamado VI al país, y que ya le hizo caer en una disputa con la dialéctica de leyenda rosa del partido conservador VOX este jueves 3.
Por último aseveró: «Soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y a partir de hoy, por voluntad del pueblo, la presidenta constitucional de los Estados Unidos mexicanos. No les voy a defraudar».
Agencia FARO, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta.
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