56 viviendas y miles de familias resultan afectadas por incendios en Bolivia

Estas catástrofes son una consecuencia directa de la decadencia de las instituciones modernas

APCOB (Apoyo Para el Campesino-Indígena del Oriente Boliviano)

Después de varias semanas de necedad de las autoridades socialistas, el fuego continúa arrasando con bosques y hogares en el Alto Perú, sobre todo en la región oriental de la Chiquitanía y Amazonía, cerca del Brasil y el Paraguay. Un voraz incendio en los departamentos de Santa Cruz y el Beni ha destruido 56 viviendas, afectando severamente a 4111 familias en más de 100 comunidades. Las llamas arrasaron con plantaciones de café, copaibo (palo de aceite, Copaifera officinalis) y cusi (babasú, Attalea speciosa), vitales para la economía local.

Según indican datos del diario El Deber, en la comunidad de Río Blanco, el fuego consumió todo el plan de manejo forestal, destruyendo áreas de restauración natural y plantaciones que tardarán años en recuperarse. Las comunidades rurales, como Monte Verde, han visto reducidos a cenizas años de esfuerzo en la regeneración de bosques, afectando a miles de hectáreas. Los incendios también se extendieron a áreas certificadas, comprometiendo la fuente de sustento de cientos de familias que dependían de la recolección del asaí (Euterpe oleracea) y otros productos forestales.

El ministro de Obras Públicas, Édgar Montaño, anunció la movilización de maquinaria para la reconstrucción de viviendas, pero la situación sigue siendo crítica. Mientras tanto, la solidaridad de la comunidad y la ayuda internacional han sido claves para socorrer a los damnificados y controlar los incendios.

El desastre ha devastado los esfuerzos del manejo forestal sostenible, que promovía la preservación del bosque mediante una explotación limitada de recursos. Esta tragedia subraya la incapacidad del Estado moderno para prevenir o mitigar estos eventos, a pesar de la cooperación internacional recibida.

Estas catástrofes son una consecuencia directa de la decadencia de las instituciones modernas. Bajo la monarquía tradicional, con una estructura jerárquica que respetaba el orden natural y un control mucho más eficaz del ecosistema, tales desastres no habrían ocurrido con la misma frecuencia o magnitud. El Estado moderno, con su burocracia ineficiente, no solo es incapaz de proteger a las comunidades, sino que contribuye a su destrucción, descuidando los principios de subsidiariedad y el bien común que caracterizaban a la sociedad tradicional.

Agencia FARO, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.

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