
El pasado martes, 08 de octubre, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Colombia formuló pliego de cargos contra Gustavo Petro, presidente de la república, por presuntos manejos irregulares de la campaña tales como no registrar la entrada de recursos, violar los techos estipulados para la financiación de la campaña y de haber recibido, presuntamente, dineros de dudosa procedencia.
Ante esta situación, haciendo alarde del más típico populismo, Gustavo Petro convocó a sus bases a la movilización debido a lo que él y sus esbirros consideran el inicio de un golpe de Estado. Actuación que deja entrever el temor a que el tribunal electoral investigue su campaña.
Además, el Consejo de Estado ratificó la competencia del Consejo Electoral para investigar a Petro mediante concepto emitido el lunes 07 de octubre, en el cual resolvió que esta instancia —el CNE— sí es competente para dirimir los conflictos de competencias que involucren dos autoridades, una que ejerza una función administrativa y una que ejerza función judicial.
¿A qué se enfrenta Petro? A que el alto tribunal electoral le imponga una sanción económica. Nada semejante a un golpe de Estado. La posibilidad de ser destituido a la que tanto alude Petro solo podría resultar de una futurible decisión del Senado después de que la Comisión de Acusación acusara ante el Senado.
Estos hechos caldean más los ánimos en un país que vive el desgobierno: un empoderamiento de los grupos terroristas y una muy compleja polarización. La población ha mostrado su descontento con el gobierno y un apoyo sin precedentes al tribunal electoral.
Gustavo Petro deja ver la actuación normal de la izquierda: tratar de someter el imperio de la ley al miedo mediante las emociones de la masa. Mediante la mentira o la tergiversación de la verdad, se enarbolan banderas de lucha que llevan al incendio social que, muchas veces, pasa a ser incendio real de un país. Se genera un ambiente de miedo en el que el tirano se vuelve intocable y la sociedad queda vulnerable frente al abuso. Así comenzó Chávez en Venezuela, así actuó Papa Doc en Haití y así van los tiranos por un mundo sin fuerza moral para enfrentárseles.
Agencia FARO, Colombia. A. Hincapié.
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