
Se cumplen hoy diez años del fallecimiento de don Jorge Siles Salinas (22 de octubre de 2014), un gran pensador católico boliviano nacido en La Paz. Formaba parte del Consejo Asesor de la revista Fuego y Raya y fue miembro de número del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, en cuya web se compartió un artículo del prof. Miguel Ayuso, publicado en el diario ABC, que conmemoraba su legado.
Siles Salinas mantuvo contacto con célebres personalidades del tradicionalismo político hispánico, como Rafael Gambra, Francisco Elías de Tejada y Vicente Ugarte del Pino. En Bolivia, mantuvo amistad con otros fervientes católicos, como don Marcelo Terceros Banzer.
Amó enormemente el legado hispánico en las Indias, lo cual resaltaba en sus libros más de una vez. Y si bien secundó la secesión o «independencia de Bolivia», no tuvo reparos en reconocer los hechos trágicos involucrados en la misma, a diferencia de otros escritores, que los ocultan o les quitan relevancia. Sentía, además, algún grado de tristeza por las consecuencias de las reformas eclesiásticas introducidas desde el Concilio Vaticano II, sentimiento que fue raro en su país, donde los cambios se implementaron sin mayor resistencia.
Es cierto, sí, que don Siles Salinas no llegó a dar el salto necesario para adscribir plenamente al pensamiento tradicional, pues todavía se quedaba con las ideas de algunos pensadores conservadores, como Edmundo Burke o José de Maistre. Además, simpatizaba con la Falange Socialista Boliviana y con cierta democracia cristiana. Sin embargo, su honestidad intelectual lo llevó a una meritoria cercanía a la recta filosofía y, al igual que el caso del padre Alfredo Sáenz, podríamos decir que los detalles secundarios no opacan su obra.
Rescatamos aquí algunas de sus frases destacadas, tomadas de sus libros y artículos:
«El sentimiento de odio a España ocupa buena parte de las preocupaciones de nuestros antepasados en el siglo XX, sin que esta actitud haya quedado totalmente eliminada de las categorías mentales dominantes entre nosotros». (Ante la historia: conciencia histórica y Revolución. Editora Nacional. Madrid, 1969)
«Sin duda el factor mayor que nos ha unificado desde el siglo XVI ha sido el de la unidad religiosa, por obra de los misioneros católicos. Si esta unidad quedara quebrantada por la acción de las sectas, ello implicaría un gravísimo riesgo de disgregación de esta unidad cinco veces centenaria» («Occidente» en el periódico El Día. Santa Cruz de la Sierra, 16 de octubre de 2010)
«Venezuela y Bolivia fueron los países en que la guerra se desarrolló con mayor encarnizamiento. La duración de los episodios bélicos no admite comparación con otros países, pues ellos empezaron en Charcas el año 1809 para terminar sólo en 1825. Después de tan prolongada y cruel contienda, el escenario sobre que ella se libró mostraba las ruinas y la desolación de los combates, los incendios, los saqueos y las matanzas. Bolivia asumió la Independencia extenuada por los desastres de la guerra» (La independencia de Bolivia. Editorial MAPFRE, S. A. Madrid, 1992)
«La orientación principal a que responde la educación pública en Bolivia no puede ser definida por su sentido afirmativo y por una idea clara de los fines que ella persigue sino, únicamente, por lo que menosprecia, por su repulsión a ciertos valores y a ciertas esferas del conocimiento. Estas esferas son las que corresponden a la literatura, a la historia, a la filosofía, a las artes, a la religión, esto es, a lo que comúnmente se designa como «conocimientos humanísticos»». («Dos notas sobre la crisis del humanismo en Bolivia» en Revista Ciencia y Cultura, N.º 14. La Paz, junio de 2004)
«La revolución no repara en medios para lograr lo que constituye su objetivo esencial: la destrucción del pasado. O, dicho de otro modo: para ella no tiene sentido ni la gratitud ni la fidelidad ni el sentimiento de admiración hacia un pasado cuya acta de defunción figura en la primera página del historial revolucionario» (Ante la historia: conciencia histórica y Revolución. Editora Nacional. Madrid, 1969)
A. Mariscal, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.
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