Oviedo, el Desarme y los carlistas

Quizás la proximidad de la fecha del Desarme con la de los llamados «Premios Príncipe de Asturias» (ahora «Princesa») tenga algo que ver en esa interesada manipulación por parte de las autoridades consistoriales

Supuesta “recreación histórica” del Desarme en Oviedo (Fuente, EL COMERCIO)

Hace tiempo que el boletín tradicionalista asturiano Las Libertades viene denunciando «la creciente hipertrofia del Desarme, una simpática fartura entre amigos que los políticos y los medios del régimen, secundados por la babayería dominante, han ido transformando en otra cosa completamente distinta y sin gracia». El asunto no pasaría de lo anecdótico si no se diera «categoría de verdad sabida a un error que hace años empezaron a difundir, en su ignorancia y su malicia, esos mismos políticos y esos mismos medios: que el origen del Desarme tenía que ver con las Guerras Carlistas; que carlistas eran las tropas desarmadas, o al menos derrotadas en un supuesto intento de tomar Oviedo. Nada más lejos de la realidad, como sabe cualquiera que sepa algo». En efecto, los testimonios más autorizados apuntan a que el Desarme ovetense «se refiere más bien a uno de los varios desarmes llevados a cabo por liberales moderados contra su propia Milicia Nacional, advenedizos convertidos en terroristas» que mantuvieron un «dominio de terror, robos, confiscaciones, masivas detenciones arbitrarias y asesinato de numerosos ovetenses».

Para colmo de ignorancia, y como muestra de que cada año el espectáculo se supera, el periódico regional La Nueva España ha publicado recientemente un artículo titulado: «¿Conoces la verdadera historia del Desarme de Oviedo y de su menú?». Si el lector no la conoce, lo que está claro es que su autora tampoco. El primero de los dislates, que hace sangrar los ojos del lector, es la referencia —en más de una ocasión— a los carlistas como «afrancesados», frente a los isabelinos. Suponemos que la autora está confundiendo épocas distintas, pero si hemos de hacer la genealogía ideológica de los bandos en liza, carlistas e isabelinos, sin duda la etiqueta de «afrancesados» correspondería a los segundos y no a los primeros.

En cualquier caso, la autora se apoya en el testimonio del periodista Adolfo Casaprima para dar por buena la versión que cifra el origen del Desarme en el intento de la toma de Oviedo por parte del carlista Pablo Sanz a finales de octubre de 1836. Pero si atendemos a la hemeroteca del mismo periódico La Nueva España, fue el experto en el carlismo asturiano Efraín Canella (1930-2015) quien respondió hace años que «el 19 de octubre de 1836, en Oviedo, el general Pablo Sanz asaltó la ciudad, en la que no hubo ni desarme carlista ni victoria isabelina».

En el fondo, la falsificación de la historia de Oviedo que las autoridades consistoriales están promoviendo a costa del Desarme quiere poner en tela de juicio la mayoritaria adscripción al carlismo de la región en general y de la capital en particular durante la Primera Guerra. Quizás la proximidad de la fecha del Desarme con la de los llamados «Premios Príncipe de Asturias» (ahora «Princesa») tenga algo que ver en esa interesada manipulación. Sin embargo, algunas figuras destacadas de la época dan prueba de esa mayoritaria adscripción al carlismo, como la de Pablo Roces Lamuño, canónigo magistral de Oviedo y rector de su Universidad, cuya lealtad a Don Carlos V le costó la deportación a Canarias junto con otros muchos canónigos de la ciudad.

Pero dejemos que hable la autoridad del reconocido historiador liberal Luis Suárez Fernández (Gijón, 1924). Apunta el historiador asturiano en un trabajo sobre Gijón en tiempos de Isabel II (en «Visitas Regias al Puerto de Gijón», ed. Autoridad Portuaria de Gijón, 2004) que «ese Gijón que crece, con tensiones y dificultades, apuesta por el liberalismo, cuando el carlismo era, al principio, ampliamente dominante en los espacios asturianos. Durante meses, dotada de un regimiento de artillería, entre 1833 y 1835, Gijón iba a ser una especie de isla de liberalismo. […] Los voluntarios eran carlistas y los soldados de recluta y profesión, liberales. El hecho más significativo de esta primera fase de la guerra reside en la famosa expedición del conocido general carlista Miguel Gómez, pues mientras éste era recibido en Oviedo con aclamaciones el 5 de julio de 1836, derrotando luego al entonces coronel Pardiñas, no pudo adueñarse de Gijón, que cerró filas». Aunque también la ciudad de Gijón aportó muchos voluntarios a la causa de la legitimidad, como reconoce el propio historiador, el apunte es suficientemente significativo con respecto a la ciudad de Oviedo.

El Desarme ovetense corre, pues, el riesgo de convertirse en una parodia ajena a su verdadera historia, lo que debería importar a sus leales y orgullosos vecinos. Que esta modesta tribuna sirva como humilde contribución a evitarlo.

Manuel Sanjuán, Círculo Tradicionalista Juan Vázquez de Mella

Deje el primer comentario

Dejar una respuesta