El pensamiento de Guillermo Francovich (I)

ya nos imaginaremos por dónde va el pensamiento de Francovich: la fenomenología, contra la cual ya nos había advertido el prof. Rafael Gambra

El prof. Francisco Elías de Tejada había reseñado en alguna oportunidad dos obras importantes de este pensador boliviano. Nacido en el departamento de Chuquisaca, Guillermo Francovich Salazar (1901-1990) fue un cultor de las letras en su país, y se preocupó por analizar las corrientes de pensamiento que discurrieron por Hispanoamérica, siendo su obra cumbre La filosofía en Bolivia.

Para facilitarnos la lectura de este pensador, don Alberto Zelada Castedo publicó en 1966 su libro El pensamiento de Guillermo Francovich. En él, resume varios aspectos de las ideas de aquel hombre, en varias facetas: el conocimiento, el hombre, el espíritu, el mundo histórico y el amor. Con ocasión del aniversario del fallecimiento de Francovich, 24 de noviembre, trataremos de brindar algunas pinceladas acerca de su obra; no con el afán de enaltecerlo o tomarlo como referente, sino de presentarlo y comprenderlo.

Primero que nada, debemos considerar que el chuquisaqueño comenzó bebiendo las fuentes del positivismo, especialmente de Augusto Comte, en la carrera de Derecho de la Universidad San Francisco Xavier. Sin embargo, se decepcionó de aquel error filosófico y pudo salir de él tomando como referentes a Blas Pascal (1623-1662) y Rodolfo Eucken (1846-1926); este último profesor del fenomenista Max Scheler.

Tomando en cuenta lo anterior, ya nos imaginaremos por dónde va el pensamiento de Francovich: la fenomenología, contra la cual ya nos había advertido el prof. Rafael Gambra en su artículo A vueltas con los valores. Sin embargo, Waldo Ross, citado por Zelada, aclara: «podemos observar el marcado rasgo fenomenista que Francovich da a su filosofía en la que se halla ausente toda noción de sustancia, de cosa en sí que esté detrás de los fenómenos. Es por eso, que su filosofía niega la metafísica. Sin embargo (esto hay que observarlo con mucho cuidado) en esa filosofía se da un realismo bien marcado, es decir, se afirma en ella la existencia de un cierto orden de realidad independiente del sujeto». (Ross, Los hijos de la roca; México, 1954).

Afirma el mismo Francovich en Esquema de una fe filosófica (La Habana, 1958): «Mi pensamiento llegó a adoptar su posición filosófica definitiva, que me parece que puede considerarse como un espiritualismo humanístico de tipo realista, como un reconocimiento de que no podemos comprender la realidad sin el hombre». De acuerdo con la profesora cubana Victoria de Caturla Brú, ese «espiritualismo latinoamericano» surge en un intento de superar al positivismo. Nosotros añadimos: tal vez sea un intento bienintencionado de volver a la filosofía clásica sin saber que existe la filosofía clásica; o sabiendo que existe, no conociéndola a profundidad ni reconociendo su importancia.

Un concepto clave en Francovich es el de «subconsciente cósmico», que se refiere a la influencia del territorio en la mente humana. Para el autor, la orografía, la hidrografía, el clima, penetran en la inteligencia hasta asentarse en ella y determinar creencias acerca de la realidad.

Esto puede explicar por qué parece haberle fascinado tanto a Francovich lo que el argentino Alberto Caturelli llama «indigenismo no marxista». Esta corriente de pensamiento impulsaba lo que el chuquisaqueño llamó «mística de la tierra», que es una especie de telurismo andino o determinismo nacionalista desarrollado por autores bolivianos. La influencia de Osvaldo Spengler (1880-1936) en estas ideas parece notoria, y presenta similitudes con el concepto alemán de «sangre y suelo».

Representantes del telurismo andino boliviano son: Roberto Prudencio Romecín, Federico Ávila y Ávila, Fernando Díez de Medina, Franz Tamayo Solares, Jaime Mendoza González y Humberto Palza Soliz. Para quien quiera investigar, matizar o refutar algunas ideas de esta corriente de pensamiento, ahí tiene los nombres.

A. Mariscal, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.

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