Felices fiestas y sana laicidad

¿Cómo compaginar una feliz convivencia entre todos los credos e ideologías y a la vez sentirnos ofendidos porque el ateo no nos felicita la Navidad?

Cada año aumenta el número de personas, instituciones y empresas que se suman a la nueva moda de felicitar la Navidad con un felices fiestas. Algo que empezó de forma aislada y un poco chocante se ha convertido en la norma, para asombro e incluso escándalo de tantos católicos que, estupefactos, observan el fenómeno sin terminar de entender la razón de cómo un país como España avanza hacia una nueva identidad, que no se parece en nada a lo que fue, especialmente en lo referente a su identidad católica.

Pero, ¿cómo puede extrañarnos, especialmente a los católicos, que el mundo dé la espalda a Dios, si hemos sido los católicos quienes hemos aceptado una sociedad pluralista, y hemos renunciado a conquistarla para Dios? ¿Cómo compaginar una feliz convivencia entre todos los credos e ideologías y a la vez sentirnos ofendidos porque el ateo no nos felicita la Navidad? O, ¿Cómo puedo pretender que la empresa que trata a sus empleados como un número más, nos felicite la Navidad?

Renunciar a conquistar la sociedad para Dios y a la vez pretender que esa sociedad una vez al año recuerde el extraordinario fenómeno del nacimiento del Niño-Dios es como pedir peras al olmo. Por mucho que se quejen algunos católicos, estos son los frutos de la sana laicidad que ellos mismos defienden como una conquista en la convivencia de los pueblos… Podemos decir que un felices fiestas no es el fruto más amargo que tendremos que tragarnos, producto de esa malsana ideología con la que la oficialidad clerical católica lleva comiendo el coco a todas las ovejas de su rebaño. Veremos cómo acaba.

¡Feliz Navidad y Próspero año nuevo a todos los hombres de buena voluntad!

Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas

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