En medio de la constante amenaza de lluvia se llevó a cabo la Feria del Señor de los Cristales entre los días 26 y 30 de diciembre en la Plaza de Toros Cañaveralejo de Santiago de Cali. A continuación se reseña lo más notable de las jornadas:
El primer día se lidiaron toros de Ernesto Gutiérrez. Antonio Ferrera destacó en su primera faena, de la que obtuvo una oreja. Fernando Adrián, aquejado por una indisposición, enfrentó un mal toro que tuvo que estocar pronto, siendo abucheados astado y matador, que no pudo continuar. Luis Bolívar, por su parte, tuvo un buen desempeño, y su segundo toro, Luchador, recibió un inmerecido indulto, por lo que el ahora empresario y organizador fue chiflado.
El 27 hubo buen clima, novillos de Paispamba y un eral de Las Ventas del Espíritu Santo, más bien decepcionantes. Arturo Cartagena resultó cogido por uno que cojeaba, lo que gracias a Dios no pasó a mayores. En su lugar entró el mejicano Bruno Aloi, que se cortó la mano cuando entraba a matar. Luis Miguel Ramírez tuvo una actuación notable, desorejando al cuarto –con el que sufrió un pequeño percance– y cortando un apéndice del sexto.
La corrida del día siguiente tuvo que postergarse hora y media debido a las intensas precipitaciones. Mataron los deplorables toros de Las Ventas Sebastián Castella, José Mari Manzanares, Luis Bolívar y Alejandro Talavante. El francés obtuvo puerta grande y un trofeo de cada toro que mató, mientras que Bolívar la recibió del séptimo de la tarde.
En el festival del 29 de diciembre se corrieron astados de Salento, entre unos aceptables y otros decididamente malos, que retrocedían en lugar de embestir. Pero primero, canto y procesión de la Virgen de la Macarena, seguida a lo largo del ruedo por los toreros. Ferrera logró unas correctas banderillas que, seguidas por una buena faena, le dieron –no sin controversia– dos orejas y vuelta al toro. El Payo merecía una que no le fue concedida, aunque sí se autorizó la vuelta al ruedo a Galeno. Fernando Adrián se reivindicó, vestido a la colombiana, con el desorejado Chanelo. Por fin, Guillermo Valencia ganó un apéndice del séptimo de la jornada.
Finalizó el Festival el lunes 30, también aplazado por la lluvia, en el que Manuel Escribano consiguió dos trofeos y la vuelta del primer toro que, como los demás, pertenecía a la elogiada Campo Real. Jesús Enrique Colombo triunfó con dos orejas simbólicas del indultado Duende y con otra del sexto. Román cortó también las dos del quinto, que fue despedido con aplausos. Finalmente los tres matadores salieron a hombros, acompañados por la ganadera.
Ni las tendencias prohibicionistas ni los poquísimos animalistas que se presentaron a las afueras de la Plaza impidieron la realización del Festival. A pesar de ello la asistencia fue reducida, lo que pone en tela de juicio la continuidad de la tauromaquia en la ciudad.
Agencia FARO, Colombia.
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