Estamos acostumbrados a recibir los mejores deseos para el nuevo año; año que entra siempre en medio de la resaca mundana que ahoga el auténtico espíritu navideño en una felicidad de feria. Lamentablemente, y por más que el voluntarismo de muchos empuje a esos deseos, en el plano de la economía, tienen muchos visos de no cumplirse.
Para empezar con el análisis de lo que nos puede deparar este 2025 en lo económico, hay que decir que el sistema lleva tiempo buscando el modo de drenar parte de los excesos de endeudamiento de los Estados. Y lo ha encontrado, siempre de modo parcial, en la inflación, auténtico «impuesto de los pobres» (inclúyase aquí a la tradicional clase media, pagana de todos los desmanes ajenos), con el que se trata de afrontar la factura de la inundación en papel de la economía.
Inundación que parece no tener límite, por cuanto, en el caso de España, tenemos aplicadas 81 subidas de impuestos y cotizaciones[1], solamente por parte del actual gobierno socialista, y con la recaudación batiendo récords, al mismo tiempo que se manifiesta la quiebra[2] técnica de esa estafa piramidal llamada «seguridad social». Además, los que nos movemos en el sector de las relaciones con la administración tributaria, hemos observado una voracidad recaudatoria nunca vista, con absoluto desprecio de los supuestos derechos de los contribuyentes. Voracidad que sólo de forma imperfecta y tardía, y dejando muchas víctimas por el camino (los que carecen de medios para litigar, o aquellos a quienes les resulta antieconómico hacerlo), se combate en los tribunales. Y sabiendo que, por cada litigio que se resuelve, la administración tributaria crea diez más.
Por lo que respecta a Europa, se sondea un incremento del gasto en defensa[3] como acicate para la economía, copiando la estrategia que sus amos del otro lado del Océano implementaron hace décadas. Por su parte, el abandono de la energía nuclear y el motor de combustión siguen azotando a la economía europea, que sufre el elevado coste de la energía, a sumar a su flagrante pérdida de productividad y competitividad. Nada nuevo si se tiene en cuenta que eso que llaman «Europa» es, desde hace tiempo, el nuevo patio trasero, el juguete roto, de la elite mundial.
En Estados Unidos, la electa administración de gobierno se estrena con nuevos aumentos del techo de gasto público y promete nuevos repuntes inflacionarios debido a que la política arancelaria no contribuye a amortiguar la riada de divisas que emite cada día el monstruo «yanki». Como contrapartida, la Reserva Federal ya ha anunciado que ralentizará la bajada de tipos de interés, lo que permite atraer capitales ajenos y, de con ello, quitárselos a otros. Estados Unidos se siente cómodo con los tipos de interés altos, porque aunque incrementa el coste de su endeudamiento, le permite atraer los capitales que necesita. Lo cual, conjugado con la política arancelaria, cuya conveniencia y eficacia no es momento para analizar, va a reforzar la balanza comercial y la producción y el consumo internos. Y es que, después de muchos años, parecemos haber olvidado que el sistema internacional, esencialmente usurario, no puede vivir sin los intereses, y por tanto, estos deben ser algo más que simbólicos. Y también, dicho sea de paso, Bretton Woods parece habernos hecho olvidar que el dinero no es gratis.
La panorámica sobre la situación económica no manifiesta ningún signo de mejoría, ni siquiera de estancamiento. El año 2025 va a ser, como tantos otros anteriores, un mal año para la clase media, para las familias y los pequeños negocios, que van a seguir viendo como el coste de la vida y los impuestos les sustraen cada vez fracciones mayores de su renta. Hace mucho que el sistema va a menos, y 2025 no será una excepción. Casi mejor que no lo sea, porque cualquier sorpresa, a estas alturas, sería desagradable.
[1] https://www.abc.es/economia/pedro-sanchez-aprobado-subidas-impuestos-cotizaciones-gobierna-20241114191120-nt.html
[2] https://www.elconfidencial.com/economia/2024-06-28/cuenta-general-tribunal-de-cuentas_3912925/
[3] https://www.eleconomista.es/energia/noticias/13128854/12/24/las-empresas-de-defensa-se-implican-con-la-soberania-estrategica-europea.html
Gonzalo J. Cabrera, Círculo Cultural Alberto Ruiz de Galarreta (Valencia).
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