El carlismo madrileño organiza una despedida a un sacerdote amigo

La ocasión juntó una nutrida veintena de correligionarios y simpatizantes locales y de otros lugares de la Península, incluso de las Américas

ESPAÑA, MADRID- Este pasado viernes el Círculo Antonio Molle Lazo celebró la despedida al reverendo presbítero D. Javier Utrilla, sacerdote de la Hermandad Sacerdotal San Pío X. El Círculo organizó una merienda en su sede, para agradecer y animar a este querido preste en su nuevo destino.

La ocasión juntó una nutrida veintena de correligionarios y simpatizantes locales y de otros lugares de la Península, incluso de las Américas. La despedida pudo contar con presidente del Círculo Lirio y Burgoa de Valladolid, don Juan Andrés Oria de Rueda, o con el del Círculo Marcó del Pont de Vigo, don Jaime Alonso. Estuvieron presentes también el Secretario del Círculo Leandro Castilla de Arequipa, don Javier Gutiérrez, como algunos correligionarios del Círculo Celedonio de Jarauta de Méjico, al igual que algún miembro de la Secretaría Política de la Comunión Tradicionalista.

A eso de las 6:30 de la tarde, los asistentes se reunieron para recibir al invitado de honor. Los organizadores dispusieron una humilde chocolatada, con churros para disfrute de todos. No podía faltar el roscón de Reyes ni en esta compañía ni en estas fechas —porque hasta San Antón, Pascuas son, y era San Antón. La rosca era casera: dos voluminosos ejemplares obra de una de las margaritas presentes, exquisitos en su textura y en su sabor. Hubo también un bizcocho soberbio y otros aperitivos para agasajar al padre y a todos los presentes, regados con vinos patrios.

Como estas ocasiones exigen un momento de solemnidad, aunque sea en formato distendido, don Miguel Ayuso, director del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II y miembro de la Secretaría Política de Su Alteza Real, sugirió a un correligionario del Círculo Antonio Molle Lazo comenzar un brindis. Éste lo dio en honor de nuestro querido sacerdote. Mucho se le debe no sólo en lo reglamentario de su oficio ministerial, sino en dilección a la Santa Causa y en ilustración general de esta partida de sublevados leales.

El del brindis entonó un sonoro «¡Por Dios, por la Patria y por el Rey!», que completó uno de los asistentes: «¡y muerte a los liberales!». Tras éstas, don Miguel Ayuso dirigió algunas palabras más. En esta partida agridulce a ojos de este cronista, Ayuso destacó la ganancia que tendría el lugar de destino con la llegada del reverendo presbítero.

En fin, con breves y sentidas frases, en una reunión que fue de atmósfera alegre, expresaron el agradecimiento y el cariño enormes que profesa el carlismo madrileño por el padre. Estos brindis dieron voz a los bríos que todos los asistentes transmitieron al padre. No se olvidaron de recordar a todos los que, no pudiendo, habrían deseado estar presentes para despedirse de modo más cumplido, pero que enviaron sus recuerdos.

Además de con palabras, este sacerdote querido agradeció la despedida con un gesto, descorchando magistralmente una botella de cava con que el Círculo madrileño quiso agasajarle. Tras descorcharlo, quiso servir a todos los asistentes. Y es que a la vida, como a la Causa, venimos a servir, y no a ser servidos.

El Círculo colectó una modesta dádiva entre sus miembros y simpatizantes, que entregó luego al querido sacerdote, a fin de auxiliarle en su viaje.

Agencia FARO/Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid. R. Moreno.

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