Cazador y protector: el CERBA promueve el ratonero en Hispanoamérica

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Los lazos que unen a las Españas siguen vigentes en diversos ámbitos. No hay más que tensarlos un poco para que cumplan su función de hacer comunidad, en beneficio de los habitantes de las tierras de las dos orillas del Atlántico.

La creación en Argentina de la Delegación del CERBA (Club Español del Ratonero Bodeguero Andaluz) supone la concreción de un proyecto socioeconómico. La iniciativa busca la expansión de los perros conocidos en España como Ratoneros bodegueros andaluces en las tierras del antiguo virreinato del Rio de la Plata. Los beneficios y servicios que esos animales ya prestaban en Andalucía se han extendido de esta manera a Argentina, y también a Méjico.

Se trata de una raza de perros protectores del ganado y de las dependencias de una granja, como gallineros, establos, etc. D. José Ramón García Gallardo los adquirió para la explotación ganadera familiar, después de entrar en contacto con Sebastián Recasens Luca de Tena.

Los animales, una vez seleccionados y adquiridos por Javier González, entusiasta conocedor de esta raza en la tierra charra de Vitigudino, viajaron desde el Sur de España a la Pampa Argentina. Allí se aclimataron perfectamente, cumpliendo su misión de mantener a raya diversos tipos de alimañas: serpientes corales y yararás, conocidas por su mordedura mortal, lauchas y ratones se vieron perseguidos sin tregua. Del mismo modo, los gatos monteses y zorros que visitan los gallineros se encontraron con guardianes feroces, que a pesar de su tamaño menudo también participaron en la caza de los pumas que diezmaban los rebaños de ovejas. En definitiva, los ratoneros despiertan gran interés por sus cualidades en las latitudes australes.

Logo de la Delegación Argentina del CERBA (Club Español del Ratonero Bodeguero Andaluz)

Por esa razón, se ha creado una Delegación Argentina del CERBA, que se encargará de la extensión y fomento de estos perros en el país. Se espera que la mejora de la raza, a partir de los ejemplares que fueron transportados a América, pueda revertir a medio ylargo plazo en los ratoneros de la propia Andalucía, tierra de origen de estos animales, beneficiando así a los ganaderos y criadores de diversas tierras hispanas.

Esta iniciativa es necesaria, pues en más de una ocasión, con mala fe o sin ella, quisieron hacer pasar a los ratoneros bodegueros como fox azteca, y otros nombres que no correspondían con la historia e identidad de esta raza privilegiada en la lucha contra las alimañas. «No es para estar viendo televisión, comiendo chocolate bajo una mantita», nos dice don Sebastián Recasens Luca de Tena, que defiende la funcionalidad de esta raza como su característica principal.

El ratonero es también capaz de vivir a una gran altitud, al menos a los 2.800 metros sobre el nivel del mar. En esa altitud se sitúa la región de Tlaxcala, en Méjico, donde esta raza canina también ha comenzado su expansión, puesto que los ejemplares que llegaron desde Andalucía ya han tenido cachorros. Estos bodegueros siguen la ruta que marcara Cortés y podríamos decir que combaten con valentía, como aquellos conquistadores de antaño.

Sin embargo, todavía no se ha podido constituir la Delegación mejicana del ratonero bodeguero andaluz. No tanto por falta de interés de los propietarios de los animales, como por la falta de apoyo institucional a tal efecto. Desde el Diario La Esperanza saludaríamos la creación de la Delegación mejicana del RBA por lo que supone de beneficioso en la construcción de proyectos que unen distintos territorios de la Hispanidad. En especial, para los interesados directos y los aficionados a la cría de perros, honrando siempre ese origen de los bodegueros que cruzaban el Atlántico en naves. Y que eran el terror de las ratas que roían cuerdas y maderas de las frágiles carabelas.

FARO/Margaritas, A. Herrero