Guatemala: un Reyno con estilo arquitectónico propio

Richard F. Ebert

La ciudad de Santiago de Guatemala fue una de las ciudades más importantes durante la época hispánica del Reyno de Guatemala. En ella funcionaba la Capitanía General del Reino, por consiguiente, su movimiento económico y social era constante. Por la importancia del lugar se construyeron edificios civiles, gubernamentales y religiosos de gran envergadura, suntuosidad y elaboración, los cuales engalanaban la bella ciudad que iba creciendo, expandiéndose y transformándose con el paso del tiempo.

Lastimosamente, su antecesora, la ciudad conocida actualmente como Ciudad Vieja, ubicada en el Valle de Almolonga, había sido afectada por catástrofes naturales que la arruinaron y la dejaron en precarias condiciones. El destino de la Ciudad de Santiago de Guatemala no seria muy distinto. Cuando la ciudad comenzaba a tener su apogeo y los hermosos templos y conventos se erigían como testigos de aquella novel y bella ciudad, azotó un terremoto que se trajo al suelo aquellos bellos monumentos, construidos con tanto celo.

Posteriormente a los terremotos de San Miguel de 1717, se tomó la decisión de reconstruir la ciudad bajo nuevos cánones. Con ellos se pretendía que, en un próximo movimiento sísmico, los edificios resistieran provocando los menores daños posibles. Para esto se recomendó no exceder las alturas y engrosar los anchos de los muros: esto ayudaría a que la firmeza de los edificios se mantuviera. Estas medidas se tenían que mantener en todas las provincias del Reino.

Las disposiciones tomadas por las autoridades influyeron en que se forjara una escuela arquitectónica propia de esta región, la cual generaría una peculiaridad entre los habitantes que a través de los años la siguen manteniendo y acrecentando. Es por eso que a lo largo del ahora fragmentado territorio de Centro América los edificios históricos destacan con las características que se recomendaron debido a esos tristes sucesos.

FARO/Circulo Tradicionalista del Reino de Guatemala. J. M. Barrientos Suárez