
Martes 11 de febrero de 2025. Monte Genaro/La Noria/La Gloria
«Es oficio de caballero el cabalgar y moderarse, se da el caballo al caballero en significancia de la nobleza de su valor». Raimundo de Lulio
Si de amaneceres de alta actividad se trata, el del primer día de la cabalgata siempre es uno de ellos. Mientras el sol se acomoda sobre la tierra árida de La Pampa, en el puesto denominado Monte Genaro se activa una centuria de hombres y niños (que quieren ser varones, del latín varo, varonis, «fuerte, valiente», alteración de viro, ablativo de vir, de ahí viril y virtud) y todos toman una misma dirección: el pequeño altar donde se celebra el santo rito tradicional. La ilusión y el nerviosismo son palpables en el aire, ya que se acerca la primera ensillada de la Cabalgata por los Mártires de la Tradición. Luego de un desayuno ligero y frugal, esta centuria de cabalgantes enfila a los corrales donde se encontrará con el animal que la acompañará en el recorrido. «Deber del caballero es cuidar el caballo a su cargo», nos recuerda el sacerdote, que obliga a pensar en la obligación de todo varón de cuidar y nutrir todo aquello a su cargo, engrandeciéndolo para que esté ordenado al Bien supremo. Ese ordenamiento al Bien supremo es esta cabalgata: los animales, los medios, todo se ordena por la Causa.

Luego de que cada uno tenga su caballo ensillado, los paterfamilias realizan el acto del tradere de las banderas de la Cabalgata a sus hijos, a lo que estos realizan el correspondiente accipiens, la aceptación de dichas banderas a fin de honrarlas y defenderlas.
Con dicha ceremonia, a media mañana la Cabalgata inicia con vigor y entusiasmo. El sol puede caer pesado sobre los cabalgantes y sus cabalgaduras, pero el espíritu está animado y los reencuentros de amigos cabalgantes distraen el tramo. Todo marcha bien, sobre todo el ¡tranco! ¡tranco! de los baqueanos, que, como siempre, marca el ritmo de los caballos.
La primera parada ocurre pasado el mediodía, al llegar al puesto de La Noria. Nos aguarda, como siempre, nuestro querido Mercedes Benz junto con su indomable conductor. El almuerzo, bien especiado, nos invita a buscar una sombra donde descansar.
La tarde va avanzando y los mates empiezan a surgir. Hay que ensillar y salir nuevamente. Previo, pasamos por aquella Cruz que en otra ocasión hemos fijado como mojón del rasgo civilizatorio de nuestra Cruzada: santificar los campos.
El tramo va desarrollándose con normalidad. La puesta del sol nos marca la hora de la Ordenanza del Requeté y el Rosario. La Salve es cantada a un galope suave por lo angosto del camino. Finalmente, hemos llegado a La Gloria, donde la comida aguarda y las guitarras comienzan a sonar. El cabalgante descansa, el caballo toma agua y come. Ambos saben que recién comienza el camino y, en ese sentido, buscan el sueño reparador.
Miércoles 12 de febrero de 2025. La Gloria/Costa del Colorado.
«Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor
aun primero que muramos
las perdemos».
(Jorge Manrique).
La noche fresca recupera los cuerpos de los cabalgantes y la Santa Misa matinal refuerza sus espíritus. En La Gloria el hormigueo comienza y en el desayuno, entre risas honestas y mates, el cabalgante va avizorando el día que se avecina.

La orden de ensillar es dada y a ello se abocan todos. Sigue habiendo revoleo de nombres y algunos cabalgantes todavía no tienen incorporado el nombre del caballo ni lo identifican. Para ensillar algunos están novatos, así que, si bien más rápidamente que el día anterior, el tiempo se gasta previo a partir. Finalmente, salimos bajo un sol que aprieta pero no ahorca. El calor fuerte no ha caído todavía sobre la columna. El olor a monte nos envuelve y junto con la tierra que vuela y la sed, nos va erosionando nuestras debilidades, restaurándonos de alguna forma a ese hombre íntegro, que no se doblega por la comodidad.
El alma, en la inmensidad de las llanuras pampeanas, toma aire y se expande, volviendo a tomar contacto con aquello que la eleva del cuerpo. Curioso es que mientras nuestros cuerpos se van resquebrajando bajo la presión de los elementos, las almas aprovechan para fortalecerse.
Pasando el mediodía, finalmente llegamos al puesto de Trancamilla, donde las breves sombras de dos árboles son nuestro único refugio. Allí almorzamos un excelente pastel de papas que nos dispone a la siesta. Dado lo escueto de la sombra, todos los cabalgantes nos acomodamos a muy corta distancia, amontonados para escapar del sol.
El fin de la siesta nos encuentra mateando e iniciando la parte más intelectual de nuestro peregrinar. La primera disertación enseña y demuestra cómo el ordenamiento de aquello que corresponde al César debe estar sujeto a lo que es debido a Dios. Mientras tanto, los caballos, casi como oyentes de la disertación comen su ración en el corral vecino.
El sol ya empieza a caer y es momento de enfilar hacia nuestro refugio de esa noche. El camino es agradable a medida que nos vamos acercando a la cuenca del Colorado, viendo cómo el paisaje toma algunos verdes más profundos. La Salve es cantada y, sin poder terminarla, ya estamos en la costa del Colorado.
Llegar al río es un oasis. Los caballos se bañan en la costa mientras los cabalgantes se acomodan junto al fogón. Se guitarrea fuerte y cantan todos, mientras la comida, que consiste en hamburguesas, es preparada. A la mañana siguiente nos quedaremos en la costa, por lo que hay permiso para guitarrear hasta tarde. Las estrellas hacen de audiencia de las zambas y chacareras que entonamos con todo nuestro corazón.
Jueves 13 de febrero de 2025. Costa del Colorado / La Luz
«(…)Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados».
Pedro Calderón de la Barca
El horario para levantarse se extiende ya que no hay apuro para ensillar. Así, el jueves de la cabalgata, luego de la Misa, empieza con un relajado desayuno. El río corre ágil y fresco a nuestro lado, tentador para todos. Ya habrá tiempo para el baño luego, ya que ahora tocan las conferencias.
La manzana no cae muy lejos del árbol y el primer conferencista da muestra de eso. Respetando el linaje de su abuelo, provee una exposición de clarividencia tomista. El segundo disertante es nuestra reliquia el Tío Juan, que, como siempre, nos convida un poco de su sabiduría con su excelente oratoria. El tema: Cristo Rey, concepto que sólo nuestro geronte puede transmitir con esa pasión y claridad. No faltó tampoco una sucinta reflexión sobre el enfrentamiento entre Roma y Cártago, combate que sigue hasta el presente.
Luego de que nuestras cabezas fuesen nutridas de las buenas ideas, el sol nos indicó otra buena idea: visitar el río. A modo de bautismo, muchos fueron arrojados por cuadrillas encargadas de que no quede nadie seco. Algunos se debatieron con furia pero la mayoría aceptó el baño con poca oposición y mucha alegría.
Con los baños, llegó el apetito. Y para eso, teníamos junto al fuego un asado de gran calidad, dada la localía de la materia prima. El ánimo no podía estar más alto.
Así, luego de un ratito de descanso, ensillamos con mucha alegría con destino a La Luz, nuestra siempre obligada parada. Los caballos hoy se enfrentan a un camino bastante más pedregoso y lo sienten así. Las sierras de La Luz nos marcan la cercanía de nuestro refugio mientras que la tormenta que se ve al sur va tomando forma. Mientras el galope se desarrolla, algunos de los cabalgantes se encuentran con pozos que el cielo encapotado y el polvo camuflan. Algunos caen de sus caballos, y por acción directa de la Virgen, no hay heridos graves.
Llegando a La Luz, un viento fuertísimo sopla sin dar tregua, por lo que la comida se hace rápido y el viento no permite guitarrear. Todos a buscar reparo y descanso.
Viernes 14 de febrero de 2025. La Luz.
«Y si ahora reflexionas que al servicio de esa causa pones tu vida… admira la Misericordia divina que te ha puesto en la conciencia la luz de las cumbres que alumbra la ruta del mártir». (Devocionario del Requeté).
El viernes en La Luz siempre es día de juegos y esparcimiento. El cabalgante sabe que lo necesita luego de tres días de sol y caballo.
Luego de la Santa Misa, el desayuno da paso a la primera conferencia otorgada por nuestro capellán. Se analiza la Encíclica Quas Primas, que cumple un siglo de publicada por Pio XI. Luego hay una arenga corta por parte de uno de los que hospedan la cabalgata y, finalmente, la tradicional charla histórica que este año versa sobre San Fernando, católico rey.
Luego del almuerzo y la siesta, ya empiezan los tradicionales duelos pugilísticos. Allí cruzan golpes grandes y chicos, en un ambiente de sana competencia y amistad. No hay ganadores oficiales, solo se estrechan los vínculos de camaradería. Debutan también este año los duelos cuchilleros. La esgrima criolla es un éxito y corre sangre pero de utilería ya que es simplemente betún colorado que indica si hubo un toque o no.
Finalmente, los corrales son el escenario para los juegos. El dormido, que siempre tiene éxito, debuta con una categoría nueva: los cabalgantes peso pesado. Por supuesto, compiten también los inexpertos. La cantidad de cabalgantes obliga a dividirse en diez equipos. todos ellos denominados con nombres vinculados a la Causa que convoca. Mientras todos se juntan con los de su equipo correspondiente, uno un poco distraído grita desesperado en el corral que falta un integrante en su equipo: Andrés Hofer (desconoce que el mártir tirolés está complicado para acercarse a los juegos).
Luego del dormido, los escalpos de boina toman lugar, pero este año también se agrega una particularidad: serán en el tajamar. Allí, el juego se vuelve mucho más interesante, ya que el caballo pierde agilidad al tener que moverse dentro del agua. Las luchas son feroces. Terminado esto, no hay tiempo que perder ya que llega la gran atracción de este año: el «Cabal-Cante», el concurso de canto. La audiencia es amplia ya que han llegado todas las mujeres desde Pichi Mahuida.
Los números son de alto nivel y el ganador resulta el conjunto La Osa Mayol, que además de la excelente performance, publicitan una marca de sombreros muy útil para el sol en La Pampa.
Entre las pizzas y el concurso, la noche avanza rápidamente y, finalizado el evento musical se larga el baile hasta que no queda nadie con quién bailar cuando se retira el publico femenino.
Sábado 15 de febrero de 2025. La Luz/ Tranquera Blanca.
«(…) ¡Qué paradoja estos muertos,- que entre tréboles verdes apenas un palmo suben!
No sobrepasan las flores – ¡y sobrepasan las cumbres! (…)». (José María Pemán).
Un cabalgante feliz silba bajito una chacarera que sonó la noche anterior, reflejando el espíritu general: alegría y satisfacción por la guitarreada. Las buenas mujeres que acompañan el esfuerzo de la cabalgata, al hacer presencia en la guitarreada, han dejado a todos contentos y, a más de uno, enmelado.
De la Santa Misa y el desayuno pasamos a una pequeña ronda de preguntas y cuestiones que dirimir. Los espíritus se concentran y los debates requieren la mente aguda y el corazón generoso con el prójimo. A los temas espinudos es necesario tratarlos con cuidado y así se hace.

Luego, llega el momento más temido por muchos. Hay que escribir la reflexión que se leerá esa misma noche. El silencio previo al almuerzo da muestra de la concentración que se requiere para volcar lo que se piensa en palabras. Del almuerzo pasamos a una breve siesta ya que hay un camino largo por recorrer. Ensillamos con relativa rapidez y marchamos. Varias leguas nos separan de Pichi y el calor no da tregua, pero el saber que cada vez estamos más cerca nos anima.
Cuando ya el sol va cayendo, vemos cómo aparece ante nuestros ojos el paisaje conocido de Pichi. La ordenanza, la última vez que la escuchamos juntos por este año, se marca a fuego con sus máximas y ejemplos. «Incapaz de pacto con sacrificio de ideal» resuena en los oídos de todos. Cada uno, ya avizorando la vuelta a la rutina, sabrá cómo debe llevar su vida bajo ese estandarte. El rosario es rezado en silencio y, unidos en un canto con todas nuestras fuerzas, la salve y el himno sobrevuelan nuestro galopar furioso.
Hemos llegado a la última parada, donde a la luz de la luna, se leen nuestras humildes reflexiones frente a todos los que aportan a que la cabalgata sea realidad. No faltarán los agradecimientos del Tío Juan, y, sobre todo, los «¡Presente!» en honor a aquellos camaradas que ya han partido.
Domingo 25 de febrero de 2025. Tranquera Blanca/ San Genaro.
‘’(…)Torre y arca y vara sois
en tan ilustre prosapia,
supuesto que para esposo
un carpintero os señalan.(…)’’
Lope de Vega
Ya ha llegado el último día de la cabalgata. Nos levantamos con el sol y el desayuno, como el primer día, es rápido ya que todos ya quieren partir. La ensillada es cuasi perfecta: todos han aceitado sus habilidades estos días y los caballos, ya cansados, están más mansos.

Ya avanzados y avizorando San Genaro, tenemos la elección de los abanderados y escoltas: aquellos que por sus méritos destacan y deben ser reconocidos como ejemplo a seguir. En formación tras ellos, desfilamos frente a nuestros seres queridos, llegándonos hasta la capilla donde haremos la consagración al Inmaculado Corazón de la Virgen María. Allí termina nuestro cabalgar, allí es donde depositamos nuestros esfuerzos y sacrificios. Desde el Monte Genaro a San Genaro, hemos hecho nuestro peregrinar en la búsqueda de aquello que nos eleva. Durante la Cabalgata fuimos moviéndonos de campo en campo, de refugio en refugio, pero solo en Ella encontramos el refugio del que no nos iremos nunca.
AVE COR MARIÆ
P. Laxague.
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