En plenas fiestas navideñas el diablo no sólo no descansa, sino que incrementa su actividad. La democracia liberal ha desplegado su maquinaria legislativa con una gran intensidad para seguir imponiendo su letal cultura de la muerte sobre los restos de nuestra vieja y maltrecha sociedad cristiana.
En las últimas semanas hemos visto cómo se abría camino en España la nueva ley de eutanasia, convirtiendo de forma macabra el «derecho a morir» en una «prestación» del Sistema Nacional de Salud. Todos pudimos contemplar al diablo en medio de esa espeluznante escena. Al mismo tiempo, asistimos hace escasos días a la aprobación de una nueva ley del aborto, en la otra faz del mundo hispánico, en la Argentina. A las puertas del Senado pudimos contemplar al demonio en medio de la eufórica «marea verde», color con que se identifican los partidarios del aborto.
Pero también hemos visto signos de esperanza en medio de estos tristes y oscuros sucesos. Hemos visto, en Buenos Aires y distintos lugares del país, a veteranos de las Malvinas junto a las generaciones más jóvenes. Dando la batalla por defender la vida, luchando contra las leyes inicuas que impone el liberalismo, levantando el estandarte de las virtudes católicas y tradicionales. Los elementos sanos del país se movilizan para defender lo más sagrado y su acción puede despertar a muchas conciencias adormecidas. O conciencias simplemente despistadas con tanto ruido en estos tiempos de confusión y desconcierto.
Aquí en España crece el número de quienes se acercan a nuestros círculos y se interesan por nuestra actividad. Gracias al nacimiento de este nuevo periódico, muchos han podido comprobar que estamos más vivos que nunca, y crecen las solicitudes de inscripción a la Candidatura Tradicionalista. Recibimos muchos mensajes que nos felicitan por mantener levantada la bandera del tradicionalismo hispánico y nos animan a seguir defendiendo con ahínco los principios de una política plenamente católica. Política cristiana sin contaminación de doctrinas erróneas y fracasadas, auténticamente hispánica y foral. Libre de centralismos jacobinos y de separatismos revolucionarios.
En su reciente entrevista el Abanderado de la Tradición, Don Sixto Enrique de Borbón, nos exhortaba a mantener la esperanza y estar preparados para plantear «una opción verdaderamente opuesta al régimen que hoy se descompone», pues «sólo Dios sabe si lo que parece sólido un día lo será pocos años, o incluso meses, después».
Confiemos en Dios, que no abandona a sus fieles, y roguemos para que este Nuevo Año seamos capaces de recoger esos signos de esperanza. Hagamos nuestras las palabras de Su Alteza Real y luchemos sin descanso para la reconstrucción de la Cristiandad sigan creciendo. Feliz Año 2021.
Diego Luis Baño, Circulo Antonio Molle Lazo de Madrid