Nuestro amor a las tradiciones de Semana Santa

se siguió con la misma tradición de llevar la Santa Imagen a diferentes familias, rezar el Santo Viacrucis y regalar atole, tamales o pan, hasta la fecha actual

Doña Alicia García. Foto de Ana Elena Carmona García

Desde hace ya más de 200 años existe una hermosa tradición de Semana Santa en La Comunidad de Calputitlán, que se ubica a pocos minutos de distancia al sur de la Ciudad de Toluca, la bella capital del Estado de Méjico.

Dicha Comunidad tiene como Santo Patrón a Nuestro Señor Jesucris­to de dos maneras: Divino Salvador y Jesús Doliente, de quien ahora to­maremos su historia para referir las tradiciones que en su honor se co­menzaron a iniciar con la visita de esta Santa y Preciosa imagen a dife­rentes familias de la Comunidad.

La Imagen de Jesús doliente está hecha de talla de cuerpo completo en madera de cedro rojo con articulaciones, de origen español y de una proporción bellamente elaborada cuya edad rebasa ya los 200 años, Su rostro no solo refleja el dolor del sufrimiento si no también la dulzura y rasgos tiernos de Su Misericordioso Amor.

Cuenta doña Alicia García nieta de Don Gregorio García, en paz des­canse, que su abuelo les contaba que Capultitlán, fue como ahora, una Comunidad de paso hacia otras variadas Comunidades.

En cierta ocasión llegó un viajero y dejó encargada a la familia Ber­nal una caja y antes de partir dijo que después volvería por ella y se marchó, pero el viajero no volvió.

Después de un tiempo y al ver que no volvían por la caja, la familia la abrió y se encontró con la sorpresa de que contenía la bella imagen de Nuestro Señor Jesucristo.

Ante este hecho la familia comenzó a llevarla a casas de entre sus mismas familias para rezar el Santo Viacrucis y al finalizar regalando a­tole y tamales. Entonces el abuelo de don Gregorio, Don Marcos Bernal, quien era el encargado de dicha imagen, al parecer donó la Imagen a la Parroquia de la Comunidad antes de volver a la casa del Padre o no se sabe bien si por lo mismo la familia fue quien decidió donarla después del fallecimiento de don Marcos. De ahí en adelante se siguió con la misma tradición de llevar la Santa Imagen a diferentes familias, rezar el Santo Viacrucis y regalar atole, tamales o pan, hasta la fecha actual.

Sin embargo, se ha limitado el permiso para que la Santa Imagen pueda ser removida de su Camarín del Templo que lleva Su Nombre para preservarla y tenerle todos los cuidados posibles, por lo cual se mandó a elaborar otra imagen, que es ahora la que se lleva a los diferentes reco­rridos por las calles de la Comunidad como procesiones, visitas familia­res y Santos Viacrucis, todo durante dos ocasiones del año: La mayor y más importante, durante toda la Cuaresma y Semana Santa. La segunda, durante el novenario que inicia cada 23 de diciembre como preparación para la fiesta que en Su Honor se realiza cada 1 de enero. Por lo tanto, no es de extrañar que los niños tengan especial devoción por esta Santa imagen que ha permanecido en nuestra Comunidad por más de 2 siglos y que lleva en si una hermosa tradición de fe, esperanza y caridad.

Ya desde los inicios de las visitas de Padre Jesús Doliente a las dife­rentes familias que lo solicitan con inmensa devoción, se realizaba el re­corrido por las calles hasta llegar a la casa donde se le ha de recibir con las más grandes muestras de fe y regocijo durante los 40 días hasta con­cluir con la Semana Mayor.

Para ello existen varios preparativos que se van planeando a los lar­go del año y mayormente a días de anticipación, entre ellos el adorno flo­ral de telas, o marcos de madera u otros de acuerdo a la creatividad e in­genio de las personas, el uso de vistosos fuegos artificiales, cascadas de luces, preciosos tapetes de aserrín o flores de papel, uso de faroles de cartón con imágenes a los lados y una velita y alguna vez, un camino de veladoras por donde pasa la Santa Imagen y desde luego la banda de música de viento y pletentes. Los pletentes es un canto que también tiene su historia pues se originó para dar mayor solemnidad al rezo del Santo Viacrucis. Lo dirigió muchos años don Pascasio Romero, en paz descanse quien formó a su vez otro grupo al que llamó «La Cajita», el cual sale a tocar ya de noche por las calles de la Comunidad, con flautín y tambores simulando que son el grupo que busca a Jesús para poderlo aprehenderlo, esto durante los viernes de Cuaresma. Actualmente es su hijo Óscar Romero quien ha tomado este serio compromiso y poder continuar con el legado heredado de su padre.

Asimismo, participan otros grupos y habitantes de la comunidad, ya que Capultitlán es lugar de músicos, quienes se dieron a la tarea de seguir el canto de pletente en latín durante el rezo del Santo Viacrucis, este canto dice así: «Et plectentes coronam de spinis posuerum super caput eius causam ipsius escriptam Iesus Nazarenus, Rex iudeorum» («Y tejiendo corona de espinas, colocaron sobre su cabeza, causa de su muerte: Jesús Nazareno, Rey de los Judíos»).

El Jueves Santo se reza el santo Viacrucis casi a la media noche después de finalizar la Representación de La Ultima Cena, la Oración del Huerto de los olivos y el Prendimiento de Nuestro Señor. Del Templo se lleva la Santa Imagen a la Casa de los mayordomos y ahí queda en un lugar que se ha preparado como Prisión. Al día siguiente seguirá nuevamente el rezo del Santo Viacrucis, algunas ocasiones de día y otras por la noche para lo cual se preparan algunas veces antorchas para realzar así el día que recordamos en que para nuestra Redención se entregó con tanto amor y con tantos sufrimientos Nuestro Divino Rey y Redentor.

Podría decirse por todo esto y sin temor a equivocarnos, que dicha imagen fue un regalo del Cielo para recordarnos la Entrega Sublime de Amor y Salvación por nosotros de Nuestro Divino, Dueño y Señor del Universo Jesucristo y recordarlo por siempre en nuestra Comunidad y en nuestros corazones.

Verónica Carmona García, Círculo Tradicionalista Fray Andrés de Castro.

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