
Durante el Régimen del 78, el matrimonio canónico en España ha pasado de ser mayoritario a convertirse en una opción de minorías. La Constitución de 1978 consagró, en su artículo 16, el derecho a la libertad religiosa y el principio de aconfesionalidad del Estado que ya establecía el Concilio Vaticano II en la Dignitatis humanae, dando lugar al Concordato de 1979. Con la llegada de la Ley de Divorcio de 1981 se hizo posible la disolución del vínculo civil, erosionando el peso social del matrimonio católico: de representar cerca del 76 % de los enlaces en 1980, cayó al 45,5 % en 2008 y apenas al 16,8 % en 2021, con mínimas absolutas de 9.444 bodas en 2020 y 33.000 en 2023.
Al unísono con los nuevos tiempos en los que Nuestro Señor Jesucristo ha sido destronado empezando por la misma jerarquía de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico de Juan Pablo II de 1983 reglamentó con detalle los procesos de nulidad matrimonial (cánones 1671–1691), estableciendo cauces formales para impugnar la validez sacramental del matrimonio y restituir la libertad eclesiástica de los contrayentes.
Entre 1975 y 1979, las bodas religiosas apenas descendieron unos diez puntos porcentuales, manteniéndose en torno al 75–80 % del total de enlaces celebrados. En 1980 la población que contrajo matrimonio (220.674 enlaces) optó en su gran mayoría por hacerlo en la Iglesia Católica. Para 1996, el 76,7 % de los 194.084 matrimonios fueron católicos; en la siguiente década, esa proporción cayó al 45,5 % en 2008, y en 2009 los civiles superaron a los religiosos por primera vez.
Ya en 2015 apenas el 22 % de los matrimonios eran católicos, y en 2021 la cifra se situó en el 16,8 % (24.957 enlaces de 148.588). La pandemia de COVID‑19 llevó a un mínimo de 9.444 bodas eclesiásticas en 2020, y en 2023 sólo 33.000 parejas contrajeron matrimonio por la Iglesia, frente a 141.000 enlaces civiles. En estas cifras no se han contemplado las «parejas de hecho», que ya suponen actualmente una de cada seis «uniones».
Ante esta hecatombe, el ridículo se hace presente con campañas de la Conferencia Episcopal Española que tratan de animar a las parejas a casarse sacramentalmente y ofrecer acompañamiento prematrimonial con actividades lúdicas a través de la app «matrimonio», como por ejemplo, en la campaña «San Valentín de 2025».
Agencia FARO
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