Los dispositivos móviles como destructores de la juventud

ventana para la cloaca de la modernidad

En España el móvil —en Hispanoamérica llamado, habitualmente, celular— se ha convertido en el dispositivo casi único de acceso digital para menores y jóvenes. El 70,6 % de los niños de 10 a 15 años ya usa smartphone (según datos del INE), subiendo al 72 % incluso en menores de 12 años (datos facilitados por Orange). La edad media del primer móvil es 12 años, con un uso diario de 4 horas en promedio (Datos facilitados por Qustodio). Entre los 16 y 74 años, el 99,5 % de los hogares dispone de teléfono móvil y el smartphone es ya el dispositivo preferido para navegar (INE); el 88,4 % se conecta a diario (INE).

¿Pero cuál es el uso, al que son ajenos padres y educadores? El 62,5 % de los jóvenes de 16–19 años consume pornografía, y el 45,8 % admite «ver demasiado» (Fundación Fad); más de la mitad vio porno por primera vez entre los 6 y los 12 años (Alt Urgell); el 62,5 % de los jóvenes de 16–19 años consumen pornografía; en chicos sube al 72,2 % (Fundación Fad). El 19,6 % de las chicas y el 27,5 % de los chicos conocieron porno antes de los 12 años (Xunta de Galicia). Estudios de SAMFyC indican que el 90 % de los 8–16 años ha estado expuesto a pornografía.

Juegan online el 36,5 % de los 18–25 años y un 12,45 % ha desarrollado problemas de adicción (Ministerio Consumo/DGOJ): en ruleta online alcanza el 23,3 % (Ministerio Consumo/DGOJ). El 1,4 % de la población de 15–64 años presenta posible juego problemático, subiendo al 2,2 % en hombres (Plan Nacional sobre Drogas). El uso precoz y no supervisado se asocia con riesgos de salud mental y dependencia digital, según INCIBE y AEPD.

En zonas rurales el acceso a móvil cae cerca del 10% respecto a un entorno urbano, y en hogares de bajo nivel socioeconómico la posesión de smartphone en menores (10–15 años) es un 17 % inferior a la de hogares altos (INE).

Un dispositivo móvil sin control es la peligrosa puerta abierta en la mano de los menores a todo tipo de desconocidos, el medio para la perdición eterna y la ventana para la cloaca de la modernidad.

Agencia FARO

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