
El Departamento de Agricultura del Gobierno catalán anunció que destinará 1,45 millones de euros para fomentar la captura de jabalíes y comercializar su carne, según el comunicado de prensa oficial hecho público el pasado 25 de abril.
El objetivo de esta medida es disminuir la densidad de jabalíes en el medio ambiente para contribuir a la reducción de daños que causan estos animales, en especial prevenir la transmisión de enfermedades que propagan en la fauna doméstica y en el sector primario.
Los jabalíes se han convertido en una preocupación creciente debido al impacto que causan en los cultivos, las infraestructuras y los ecosistemas. Además, estos animales son portadores de enfermedades que pueden afectar tanto a especies ganaderas como a la salud pública.
Además, las autoridades públicas desean promocionar el aprovechamiento y valorización de la carne de caza y la creación y mejora de los puntos de recogida de este alimento.
Los destinatarios de las ayudas serían las sociedades de cazadores y las empresas que se dediquen a gestión de la carne de caza.
Se trata de una excelente noticia para paliar, no desde la ideología ecologista sino desde los principios tradicionales, los desastrosos efectos causados en el medio ambiente por la revolución liberal.
En efecto, la eliminación de la propiedad comunal perpetrada por el liberalismo en el siglo XIX —sustituida por la propiedad individual como base de la misma— y la ruptura del concepto clásico de propiedad (entendido como el modo en el que se articula el uso de los bienes para cubrir necesidades, esto es, como derecho natural secundario) para sustituirlo por el concepto liberal de propiedad (derecho de gozar y disponer de una cosa o de un animal, sin más limitaciones que las establecidas en las leyes, esto es, derecho natural primario), provocaron desastrosos efectos en todos los órdenes, incluido en el medio ambiente.
En el medio ambiente, estos efectos se manifestaron en el abandono del campo por parte del hombre, para nutrir las aglomeraciones urbanas, y por tanto la ruptura del equilibrio que la actividad humana provocaba en el medio. Este desequilibrio se ha manifestado, entre otras cosas, en la proliferación sin límites del jabalí, que provoca destrozos en el medio ambiente y es portador de enfermedades que atacan al hombre y a otros animales, tanto domésticos como salvajes.
La solución de la ideología ecologista es la de «dejar hacer» este desequilibrio antinatural. El fomento de la caza que acaba de anunciar el gobierno catalán vuelve a las actividades clásicas de actuación del hombre en el medio, a fin de intentar recuperar —con tales actuaciones tradicionales— el equilibrio roto en su día por el liberalismo y sus hidras postmodernas, como el ecologismo.
Se recomienda la lectura del libro Naturaleza tradicional, del catedrático Oria de Rueda, presentado en Barcelona en noviembre pasado.
Agencia FARO, Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau
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