«El pueblo ha hablado»

M. Mitru

Ha habido un 22% menos de participación en la pantomima electoral de este fin de semana en Cataluña. Ya que la democracia está por encima de la pandemia en palabras de la Vicepresidenta, el virus y el miedo que ha provocado con el fruto de la abstención, han mostrado cuántos enemigos acechan al sistema.

El sacrosanto ejercicio del voto disminuido por el temor a morir. Por lo visto, este rito civil no tiende a incentivar el martirio entre la ciudadanía. La diosa democracia no parece aunar voluntades firmes.

Iguales efectos produce el frío, la lluvia, la nieve o la playa. Se puede comprobar que los enemigos del sufragio son de una relevancia dudosa. No estoy hablando del ruso General Invierno, ni de olas de calor responsables de extinciones masivas planetarias. No: pandemia, borrasca, calor o chiringuito en la playa. El sistema es tan ajeno al español que es vencido porque aquél prefiere tomarse una caña en Fuengirola.

Pues bien, de esta falta de credibilidad institucional saldrán oráculos parlantes sentenciando: «el pueblo ha hablado». Y seguirá hablando permanentemente a través de la voluntad de los políticos surgidos de esta lotería de puestos. Hoy blanco, mañana negro y la semana siguiente, otras elecciones. Es lo que tiene la creatividad en la metapolítica constructiva. Si no quiero la Cataluña real, ¡a imaginar otra!, y cada uno la suya, con tantos ensayos como el presupuesto les permita.

Como lotófagos en su isla de puertos destruidos, que no hacen más que labrar eternamente la roca de Sísifo, reniegan de su patria porque son enemigos de ella. Pueden adular a inocentes con un mesianismo de independencia o con un nacionalismo de pandereta, distintas caras de la misma falsa moneda.

Pero la España inmortal está regada de sangre y héroes, mártires y santos, anónimos y de renombre. Y ni uno de ellos ejerció el «derecho a voto», porque el amor a su patria, a su tradición, a su esencia, no les hizo vacilar ni por una pandemia, ni por una cerveza de chiringuito. Ni tuvieron necesidad de someter a voto el morir por Dios, por la Patria y el Rey.

Mientras, devoran la casa de nuestra patria.

Roberto Gómez Bastida, Círculo Tradicionalista de Baeza