Colombia narcoléptica

N. Gómez

¡Colombia ha despertado! Por enésima vez desde que llegó al poder el presidente Iván Duque… E incontables veces desde que los universitarios tienen «conciencia de clase». Tantas veces han abierto los ojos que no es arriesgado creer que los movimientos estudiantiles sufren de narcolepsia, pues repiten hasta el hartazgo lo despiertos que están, muy antipatriarcales y antifascistas.

Antes se combatía al gobierno alterando el orden público, retrasando el tránsito y la llegada de los trabajadores a su destino, gritando en las calles cientos de insultos contra Álvaro Uribe y su madre. Resulta irónico que los supuestos deconstruidos no hayan cuestionado los dicterios que usan, en especial «hijueputa» y «malparido», más cuando defienden la sexualidad libre y sin compromisos. Sin embargo, es todo lo contrario. Estos narcolépticos se enorgullecen de ser malhablados y tratan a su jerga de patrimonio inmaterial de la humanidad.

No obstante, la pandemia ha cambiado al mundo: ya no se puede parar el tráfico. Aun así, esta gente busca hacer su revolución vía internet. Lo quieren todo, desde matrículas gratis en las universidades públicas hasta apresar a los congresistas de derecha para que así el país entre en una era dorada de progresismo izquierdista. Eso sí, no se deciden si elegir al socialdemócrata Gustavo Petro o un candidato más light.

A lo mejor nunca despertaron y son sonámbulos, tontos que no hacen más que soñar y sus aparentes momentos de lucidez han sido en vano. El tiempo dará las respuestas, con la única certeza de que muy lejos no pueden llegar.

Carlos Restrepo, Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas