Decía Friedrich Nietzsche que en la historia lo contemporáneo es lo intempestivo; frase que, por la condición del autor, podría ser desechada por algunos tradicionalistas en su afán de purismo. Sin embargo, G.K. Chesterton dijo que a cada época la salvan unos hombres que tienen el coraje de ser inactuales. Ambas citas célebres esconden un mismo trasfondo, aunque fueron pronunciadas desde bandos distintos.
Nietzsche, como exponente del nihilismo, no propone una solución frente al desencanto del mundo que denunciarían otros pensadores. Pero algo de razón tiene al afirmar que no hay evento más contemporáneo que el intempestivo. Esta frase también puede resultar chocante para sus seguidores progres, quienes creen, que por vivir en el siglo XXI, deben deshacerse de la Tradición.
Si hacemos caso a Chesterton, los salvadores del siglo XXI serían los tradicionalistas, los enemigos del falso progreso del materialismo. Y, a mayores, si tenemos también en cuenta a Nietzsche, sería posible afirmar que los verdaderos representantes del siglo XXI son los tradicionalistas, porque actúan fuera del tiempo, porque defienden lo eterno en lugar de lo viejo.
Si la división del tiempo significa miedo a la muerte, entonces los revolucionarios tiemblan con nuestra existencia. El carlismo como máximo exponente de la Tradición hispánica, no pelea por el mundo que dejó de existir, lucha por Dios quien siempre ha existido, incluso antes del tiempo.
Los carlistas deben estar orgullosos no de defender las cosas viejas, como lo hacen los conservadores, sino por resultar incómodos en el presente. A fin de cuentas, los progresistas no son hijos del siglo XXI sino del XIX y su positivismo. El Tradicionalista, en cambio, es hijo de Dios y por tanto será actual y contemporáneo en los momentos más oscuros. Ante Él no hay héroe anónimo.
Carlos Restrepo, Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas