Miguel Uribe, ni derecha ni izquierda, liberal desnortado

Miguel Uribe. Colprensa/Sergio Acero

En la noche del pasado 2 de mayo, día de orgullo para los madrileños, me vi envuelto, sin buscarlo, en un coloquio digital cuyo protagonista era Miguel Uribe Turbay. Escuché perplejo cómo una serie de periodistas y personajes masajeaban con su dialéctica al (llamémosle) «candidato», en torno a las protestas y la reforma tributaria.

Todos los argumentos que exponían, tanto el candidato como sus amigos, eran una sucesión de excusas a aquellos que les desean la muerte asegurando que «están equivocados, pero si mejoramos nuestros medios de comunicación y la simplificación de nuestros mensajes acabarán por darnos la razón» todo esto perlado de las consabidas derivaciones de los términos «democracia» y «libertad».

En un determinado momento el candidato mencionó que no quería hablar de izquierda y derecha, me pregunté si plantearía la disyuntiva entre globalistas y patriotas, mea culpa por ingenuo, dado que el candidato prefirió abandonar ese argumento en una burda indefinición. Cabe preguntarse ¿cuánto de jacobinos tienen estos que se les llama de derecha?

Llegados a ese punto pedí la palabra para intervenir en el coloquio. Pretendía mencionar la incapacidad de la democracia para resolver los problemas políticos y sociales que azotan Colombia, las contradicciones de los liberales que se empeñan en vender la soga a los comunistas que les ahorcarán, el problema de haber asimilado el veneno revolucionario desde la independencia, la secularización de la educación y todas las instituciones y en fin, salpicar algunas citas de Miguel Antonio Caro para remover conciencias.

Lo cierto es que no me dieron la palabra; sin embargo, le concedieron parlamento a una señora izquierdista con un lema en su imagen de presentación: Petro Presidente. Comenzó una discusión inane y me retiré pensando que si ésta es la derecha colombiana Dios nos libre de la izquierda.

Ignacio Carvajal Ayuso