La Candidatura Tradicionalista ante la finalización del estado de alarma

El presidente del Gobierno, Pedro Sáchez. EP

A continuación recogemos el comunicado ante la finalización del estado de alarma de la Candidatura Tradicionalista (CTrad):

Si perversos son los regímenes nacidos del laicismo moderno, mucho más lo son cuando, olvidadas las legislaciones por ellos emitidas, se convierten descaradamente en poderes tiránicos que no atienden sino a la voluntad personal de los gobernantes.

En este mes de mayo finaliza el ilegal, arbitrario y despótico estado de alarma cuya duración ha sido de seis meses. Más allá de que el mismo pueda prorrogarse o que le suceda una pseudolegislación que mantenga sus efectos, ha sido ilegal, pues no se ha respetado la legislación en vigor sobre los estados excepcionales; arbitrario, pues ha permitido que su regulación se delegara en órganos colegiados atomizados en las mal llamadas Comunidades Autónomas, sin control ni transparencia alguna, imponiendo normas diferenciadas por territorios o poblaciones que han generado una injustificada y antojadiza desigualdad de trato a los españoles. Además ha sido despótico pues ha supuesto un cercenamiento radical de la vida y libertad de todos nosotros.

Es muy posible, como también suplica el Partido Popular y los gobiernos autonómicos que controla, que se establezcan habilitaciones legales en blanco para que las administraciones territoriales continúen ejerciendo medidas represivas que vayan más allá de las necesarias limitaciones prudenciales. En ese caso se habría consumado la atomización confederada de poderes dictatoriales y centralizados en España, después de un largo y arduo proceso que arranca con la regulación territorial contenida en la Constitución del 78.

Al mismo tiempo, hemos constatado la falacia del sistema constitucional de 1978. Cuando el constitucionalismo hace gala de conceptos como el respeto a los procedimientos («las reglas del juego»), la mitificación del parlamento, el valor de la ley positiva, la ordenación del sistema jurídico y un largo etcétera, hemos visto cómo se tensan al extremo las ambiguas normas jurídicas y los límites que éstas imponen. Se han ciscado en su propia Constitución que tanto veneran y han alterado todo el sistema jurídico sin orden ni concierto. Valga como muestra cómo las hipotéticas instituciones de garantía están periclitadas: ni caso a los dictámenes del Consejo de Estado, bloqueo al Consejo General del Poder Judicial y «dormición» del Tribunal Constitucional. Podríamos hablar igualmente de las órdenes dadas a los cuerpos policiales cuya actuación ha dejado que desear; valga como botón de muestra la entrada, reventando puertas, en los domicilios sin mandamiento judicial alguno.

La actuación del parlamento es todo un paradigma. El constitucionalismo «chorlito» se lamentaba en el primer confinamiento, de la «fatiga» parlamentaria: no había control, apenas se reunía etc. Pues hemos visto que de fatigado nada; han aprobado leyes infames a la velocidad de vértigo, aprovechando el miedo fomentado por el Gobierno y la consiguiente dificultad de reacción de los españoles: la ley de educación, de corrupción de la infancia, eutanasia, de cambio climático, de despenalización de los piquetes violentos en las huelgas, la protección de los «okupas»… pretendiendo en una segunda intentona aprobar la ley «trans», así como la proposición de una ley reguladora de los derechos de los animales. En definitiva, un parlamento en marcha imparable al servicio de la destrucción de España.

Si hemos vivido un estado excepcional encubierto, es posible que en el futuro más cercano suframos diecisiete estados excepcionales en manos de los «reinos de taifas» y de los caciques que los gobiernan. Junto a la mentira y despotismo del gobierno frentepopulista, hemos tenido que soportar a gobiernos de la derecha liberal que han establecido medidas represivas mucho más rigurosas. Valga el ejemplo de «Castilla y León» con sus toques de queda o sus cierres perimetrales, ahogando la actividad económica de los pequeños empresarios y autónomos; siendo campeones en la persecución del culto católico. Otro ejemplo es Galicia donde han promulgado una ley orwelliana y «psicológico-terrorista», estableciendo la obligatoriedad de la vacunación.

Los carlistas hemos manifestado en todos los comunicados emitidos durante la pandemia, nuestro acatamiento a las medidas que suponían una necesaria coerción, apostando por un análisis prudencial de la situación. Sin embargo, hecho balance de todo un año, manifestamos nuestra radical oposición a la continuación de la excepcionalidad autoritaria que, so capa de resolver la situación sanitaria, han convertido nuestra Patria en uno de los países más totalitarios del mundo.

Es necesario que nos refiramos a la situación de violencia política que vive España y que se ha agudizado con la convocatoria de las elecciones en Madrid. Nosotros hemos llamado a la abstención pues las candidaturas con posibilidades electorales, todas y cada una, defienden el régimen constitucional. Si alguna de ellas hace un discurso con algún aspecto coincidente con los aquí relatados, incurre en el error sustancial y de fondo de erigirse en los máximos defensores de este régimen caduco y de la figura que lo representa: Felipe «de Borbón».

No obstante, en relación a la violencia en esta campaña no podemos ser equidistantes. La única violencia ha provenido de los responsables frentepopulistas y de sus fuerzas de choque, de las organizaciones «lumpen» de la extrema izquierda; amparadas por informaciones sesgadas y torticeras de los medios de comunicación, que han alimentado campañas extravagantes, desempolvando los calificativos y los tópicos a los que nos tienen acostumbrados.

Sea por cobardía, sea porque han sido comprados o por convencimiento, la gestión de esta pandemia está intrínsecamente relacionada con los intereses del globalismo, que es el de los grandes financieros internacionales, del capitalismo no productivo, de los «lobbies» gestionados por las grandes fortunas del planeta. Sus demencialidades son ejecutadas por los partidos de derecha e izquierda, jaleados por el progresismo de los medios de comunicación y por las fuerzas de choque de la izquierda radical, que forman un todo cuya pretensión apunta a un nuevo orden mundial que establezca definitivamente los necesarios mecanismos de poder político y económico para que se consolide la postmodernidad antinatural y anticristiana y pueda ésta reproducirse sin mayores problemas.

Es el momento de reforzar nuestras filas, como lo hicimos en los albores de las revoluciones hace ya casi doscientos años, a fin de parar esta crisis trágica de la humanidad alejada de Dios. Se nos requiere trabajo y dedicación responsable para que la Providencia nos ayude en este reto.

¡Fin de los cierres perimetrales!
¡Fin de los toques de queda!
¡Ni una regulación excepcional más!

¡Viva Cristo Rey, viva España, viva el Rey legítimo!

Comunicado de la Candidatura Tradicionalista (CTrad)