Recientemente, los partidos políticos han planteado en nuestra España la supresión de la «ayuda fiscal» que suponía para las familias el poder presentar la declaración de las rentas de manera conjunta entre todos sus miembros. El objetivo es, una vez más, saquear la economía de las familias españolas, bien con nuevos impuestos, bien ampliando los existentes. O con la supresión de los cabos sueltos a los que nos agarramos todos los mortales para no ahogarnos en el mar impositivo del Estado, como era este caso.
Las razones que aportan el Gobierno para tan evidente ataque son de nuevo meramente ideológicas. «Debido a que genera un desincentivo a la participación laboral del segundo perceptor de la renta» (es decir, las mujeres) hay que suprimir la declaración conjunta. Así lo explicaba una ministra en el lenguaje bárbaro acostumbrado.
«Hay consenso entre los expertos en que la medida desincentiva la entrada de la mujer en el mercado laboral», que además de decir lo contrario de lo que se propone, muestra que de nuevo el objetivo es lo que llaman la «entrada de la mujer en el mercado laboral», es decir, empujar a las mujeres a salir del hogar y servir a la maquinaria mercantil o estatal.
La tributación conjunta entre los miembros de las familias implicaba, además de un ahorro para ellas, una muestra burocrática de que existe un hogar. Economía en su etimología griega original de «νόμος» (nomos) y «οἶκος» (oikos), significa Orden del hogar, o Norma de la familia.
Las familias son la base de las sociedades, y la economía del hogar, también referente a los gastos e ingresos dinerarios, cuando está bien ordenada, es la garantía de salud espiritual que necesitan los pueblos para vivir. Cuando se ahoga las casas familiares de manera tal que ni pueden afrontar su subsistencia sin necesitar limosna del Estado o trabajar servilmente para él u otro dueño cruel, la sociedad está moribunda y en trance de revueltas y desórdenes.
Además, el objetivo de estos saqueos es destruir la primera convivencia necesaria para la política, que es la del sagrado matrimonio. Esto se realiza enfrentando a los hombres y a las mujeres entre sí a través de ideologías salvajes y destruyendo la unidad del hogar. Quien fomenta el latrocinio no busca sino ruinas y desórdenes.
Debido al más que evidente ataque a las familias, y a las quejas de la opinión pública, en vísperas de cosechar votos de las recientes elecciones, el Gobierno reculó momentáneamente. Pasado el trámite de los comicios, los partidos de gobierno afirman, generosos, que la medida no se implementará hasta que no se aprueben los presupuestos estatales en la próxima ocasión.
Gabriel Sanz Señor, Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid