Nadie en el lugar de Dios

Triunfo de la Santa Cruz, de Bayéu y Subías

En 2014 se retiró la Cruz de madera de Baeza, que custodiaba la puerta de la catedral desde hace siglos. Uno de los monumentos para representativos del conjunto arquitectónico de la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Según la regidora, se cumplió con la Ley de la Memoria Histórica, que obliga a suprimir símbolos ligados a la Cruzada de Liberación Nacional de 1936.

El gobierno municipal del PSOE procedió en horas desconocidas a la retirada de la Cruz. Con el único concejal de IU y con la colaboración del Obispado. La Cruz se depositó en el interior del templo religioso, con la justificación de haberle dado un lugar digno.

El acto iconoclasta fue edulcorado con razonamientos de esta clase: la Cruz no deja de ser un pedazo de madera; es el signo, el símbolo, el que ha sido retirado. Pero no nos engañemos: apartado el símbolo, retirado el significado.

Nadie duda de la dignidad del templo. Pero al esconder la cruz, la iglesia adquirió otro significado. El simbolismo de ocultar lo santo como algo vergonzoso.

Baeza sin Cruz es Baeza sin Cristiandad. Baeza, antaño adalid y cuna de la Andalucía renacentista. Cruz castellana, forjadora de las Españas. Cruz de Universidad, floreciente y magistral. Cruz de lucha contra invasores y estandarte de conquista. Grabada a fuego en los corazones de los baezanos de siglos pretéritos, aliento de nuestros difíciles días.

Bajo la sombra de esa Cruz se cobijaban sin distinción los que fueron verdugos y víctimas. Cruz de misericordia y perdón, que hoy es víctima de la persecución más mezquina. Víctima del cinismo político, del desprecio al pueblo, de la apostasía.

¿Un lugar digno? ¿Oculta a la vista? ¿Por qué la bandera homosexual ondea en el ayuntamiento? ¿Por qué la estrella masónica que preside el Paseo ofendiendo a Cristo? ¿Por qué se oculta lo más digno y se entroniza lo aberrante en los lugares de dignidad? Incluso ante la abominación, no nos desesperemos. Como en Pueyo, volverá Nuestro Señor a presidir su ciudad. Y los que Le retiraron, doblarán sus rodillas ante su rostro, y sus boinas rojas le custodiarán.

Roberto Gómez Bastida, Círculo Tradicionalista de Baeza