Se abren camino unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, tras prorrogar ad infinitum los de 2017. En medio del revuelto del lupanar parlamentario, el español medio pena y piensa en la cornucopia europea que regará sus campos y bolsillos.
Ensoñaciones de mendigo, que ya ve en sus manos un futuro al que no llega su presente. Una sirvienta que espera de su señorito las migajas por la honra perdida. Decía con voz desgarradora el Padre don José Ramón García Gallardo: «España está muerta». Y tenemos la mano tendida a Europa, ladrona de nuestra fe y nuestro ser. Ahora, veladora de nuestra Historia y mercader de nuestra alma. No nos engañemos, esa bandera azul salpicada de estrellas, que los ilusos conservadores dicen ser la corona de Nuestra Señora la Virgen María, es el crespón negro por las Españas. La esquela de la Cristiandad.
Ya no apelo a los sepultureros: Maquiavelo, Lutero, Bodino, Hobbes, ni al cementerio de Westfalia. Ni al oficiante de Rhaner. Sólo apelo a ti, querido lector. Continuaba el Padre García Gallardo: España está muerta «porque vosotros estáis muertos». Ya no hermosea el ambiente el dulce aroma de ser español. Ni el orgullo que blasonara nuestros pechos, ni la fe que cubriera de vítores nuestra vida.
Fernando de Rojas nos recuerda: «¿No ves que es necedad o simpleza llorar por lo que con llorar no se puede remediar?». El único camino para España es la restauración de nuestra Monarquía sobre la Cruz de Cristo.
Roberto Gómez Bastida , Círculo Tradicionalista de Baeza
