Pedro Castillo: historia de un ídolo de barro

El candidato de «Perú Libre» Pedro Castillo Terrones. La República, John Reyes

Estamos en la recta final de una de las campañas electorales más insólitas de la historia de esta república. Hemos girado hacia una situación de colapso del régimen liberal positivista de Leguía, en la que se enfrentan una liberal conservadora hija de un neoconservador tecnócrata, doña Keiko Fujimori, y un populista de izquierdas con antecedentes de pertenencia a un grupo subversivo de terroristas marxistas de la rama maoísta, don Pedro Castillo.

En este artículo y en otro que lo continuará, trataremos de Pedro Castillo, los miembros de su partido y sus apoyos.

Pedro Castillo Terrones es un profesor sindicado de orígenes relativamente humildes, nacido en la provincia de Chota, que creció durante el primer gobierno socialdemócrata de izquierdas de Alan García, en el cual se realizaron muchas reformas que echaban más leña al fuego de una situación precaria.

Durante el gobierno fujimorista tecnocrático de la junta de Velasco Alvarado, ejerció el oficio de profesor. Recordemos que tanto la pedagogía como otros oficios intelectuales, fueron asumidos por grupos de personas de diversos abanicos ideológicos de corte izquierdista, y más concretamente, de orientación marxista-castrista como lo fue el «Movimiento Revolucionario Tupac Amaru» o el Movimiento «Sendero Luminoso», aunque éste es de inspiración marxista-maoísta.

Pedro Castillo se considera católico, y ha participado habitualmente en la fiesta dedicada a la Virgen de los Dolores que se celebra en el poblado de Anguía.

Este hecho debe entenderse en el contexto de la situación en que se encuentra catolicismo en Hispanoamérica desde el comienzo de la guerra fría, a lo que se añade el impacto que recibió de algunas doctrinas del concilio Vaticano Segundo. Por una parte, se descuidó la variante más radical de la teología de liberación, a pesar de condenas que recibió en 1961 en Perú; y por otra, las enseñanzas sociales de la iglesia no se explicaron, o enseñaron mal.

Como resultado, las poblaciones locales siguen una fe demasiado laxa en numerosas ocasiones, a pesar de tener unas raíces profundamente católicas.

Durante la caída del gobierno tecnocrático derechista de Alberto Fujimori, Pedro Castillo se integró en el partido de corte centro-izquierdista «Perú Posible», del no poco escandaloso expresidente Alejandro Toledo. En el año 2002 intentó postular sin éxito alguno a la alcaldía de Anguía.

Desde entonces su trayectoria fue silenciosa.

Perú entró rápidamente en crisis tras el colapso temporal del fujimorismo. Fueron los años de los juicios sobre la época del terrorismo, de los escándalos del ya expresidente Toledo y de los intentos de golpes de estado de los autoproclamados etnonacionalistas de Antauro Humala.

Aunque la sombra de los marxismos parecía estar relegada a un coto de selva, sus restos continuaban políticamente activos en los sindicatos.

De ahí arrancan los precedentes de lo que sería el MOVADEF, sindicato involucrado con los pedagogos desencantados por los defectos del gobierno. Este sindicato empezó a crecer, tanto en los bastiones de la izquierda tradicional como las universidades públicas, y también en grupos de la Pontificia Universidad Católica de Lima. Una de sus principales reivindicaciones fue la petición de amnistía para el asesino de Abimael Guzmán.

Más tarde, en 2017 «Perú Posible» colapsaba debido a que su cabecilla, Alejandro Toledo, fue acusado de corrupción. La huelga del sector pedagógico, demostró cuán fuertemente se habían infiltrado los elementos marxistas en él, lo que quedó más patente aún cuando Castillo llegó al cargo de dirigente sindical que había ido amasando con la lucha obrera y las influencias.

Ese fue el caldo de cultivo que explica que tres años después, tras una sucesión de escándalos en el centro-izquierda y la caída del presidente Kuczynski, el ahora conocido líder sindical decidiera abrazar la asociación de «Perú Libre», del exgobernador Vladimir Cerrón.

Irónicamente terminó en la misma situación en la cual estaba Fujimori en los 90:  siendo una «cara nueva». Aunque, en principio, le esperaban pocas posibilidades, en los últimos meses la historia ha demostrado ser muy diferente. (Continuará).

Maximiliano Jacobo de la Cruz, Círculo Blas de Ostolaza