VENEZUELA-Una célula de fanáticos protestantes iconoclastas ha resuelto remover la Virgen de la Piedra, monumento que bordea la autopista Troncal 10 en Bolívar. La autopista une al estado Bolívar y no sólo huelga mencionar su importancia estratégica, sino la curiosa historia que hay detrás. Historia en la que, además, parece estar inmersa la mano del Señor.
En la memoria del católico venezolano no se olvidan los veinte años que tomó construir la autopista, cuya vía inicial estaba obstruida por una piedra de gran tamaño. Tal piedra, parece ser, fue dinamitada múltiples veces por los ingenieros militares para así continuar la autopista pero, por algún motivo, la piedra nunca pudo ser demolida. La solución del Ejército, y de la Guardia Nacional, fue bordear la roca y seguir construyendo la autopista. Se recuerda como una obra difícil, en tierras hostiles e indomables como lo son el actual estado Bolívar, nuestra área más vasta geográficamente hablando. La autopista, finalmente, se inaugurará en el año 1973 cobrándose como precio la vida de soldados y trabajadores. Desde entonces, la imponente piedra se consideró un monumento a quienes dieron la vida por la realización de la obra.
Increíblemente, en la piedra se talló, después de las detonaciones, lo que parecía ser un grabado que hacía alusión a una mujer, ataviada en blanco.Con todas las especulaciones que hubo en el tiempo, a los venezolanos les quedó claro de lo que se trataba y apostaron un humilde santuario a la Virgen de Lourdes que, hasta poco antes de estos tristes acontecimientos, era visitado en razón de peregrinaje por los fieles locales.
Según se puede constatar en la red social Facebook, porque el criminal decide publicitar su crimen y profanación, se trata de una célula protestante, evangélica, de nombre «Iglesia Era Del Espíritu Santo» que, aparentemente, se reúne con otros grupos similares y recibe apoyo de algunas «misiones» provenientes de Brasil. No sorprende el silencio hipócrita del Gobierno nacional, que desde Chávez, dirige una guerra campal contra la Iglesia católica y la cultura hispánica pero para más burla, son los medios de comunicación los que se callan esta profanación de símbolos religiosos y de patrimonio cultural.
Es nuestro deber proteger nuestra Tradición, denunciar y escrachar a los iconoclastas y exponer a los cómplices. Herejes, apóstatas y diablos coinciden en sus propósitos con Venezuela, y con el resto de Hispanoamérica, quebrar la unidad católica. Queman iglesias, destruyen monumentos, calumnian y difaman. Claman por libertad religiosa, expresión que solo puede reducirse a que los católicos sean aplastados por el Diablo. Sólo él ha jurado no servir. Disfruta de la mentira, del odio y de los agravios. Mientras Venezuela siga el camino que sigue, en un constante y sistemático olvido inoculado de las costumbres, terminará por agradar al enemigo y no por agradar al Señor, que es a quien debe todo. Venezuela se fundó —y no hablamos aquí del proyecto bolivariano, secesionista e ilustrado sino de nuestra insigne Venezuela provinciana— sobre los cimientos de la civilización católica, pues sería la punta de lanza en el descubrimiento para la evangelización de América. Venezuela se unificó a partir de la fe en el Señor y en su Reinado, al cual se supeditaban los propios Reyes católicos porque no había más soberano que Cristo.
AGENCIA FARO/Círculo Tradicionalista de Venezuela; A. Perdomo