Canadá: Iglesia e iglesias atacadas

Vigilia junto a tumbas indígenas encontradas cerca de la Escuela-Residencia de Marieval en Canadá. AFP

OTTAWA, CANADÁ- En Canadá, desde hace unos años la Iglesia católica está sufriendo un ataque sin cuartel: difamaciones, injurias, vilipendios y denigraciones. Numerosas iglesias han sido dañadas, estatuas tiradas al suelo y decapitadas, templos profanados, pintadas obscenas en las fachadas y varias iglesias incendiadas.

En Canadá se respira y se vive un ambiente anticatólico y anticlerical.

Como promedio, ocho de cada diez artículos y programas de televisión y radio atacan a la Iglesia. En la página web de la CBC, el ente público canadiense de radiotelevisión, si uno escribe «Iglesia católica» (Catholic Church) para buscar noticias, se encuentra que los primeros 32 artículos son contra la Iglesia, o para presionar o porque tratan de noticias de ataques a iglesias, destacan aspectos negativos o tienen como fin menoscabar la reputación la Iglesia y la fe de los feligreses.

Del árbol caído todos hacen leña y, para más inri, la prensa no hace más que echar leña al fuego. 

cementerio de la escuela y residencia para indios en St. Mary’s, Kenora (Ontario)

Ya en 2011, el periódico Winnipeg Free Press lanzó una campaña de acoso y derribo contra David Hood, director de una escuela católica, fiel creyente y practicante, por tan solo considerar que los alumnos pudieran rezar delante de una clínica donde se hacen abortos. La oligarquía izquierdista quiso dejar claro que la fe y moralidad católica no iban a ser toleradas. Los cientos de comentarios vulgares y groseros en la web del diario mostraron claramente que existe un odio contra la fe y la Iglesia católica.

El partido Liberal no permite que sus diputados promuevan o voten a favor de una legislación provida, algo que Justin Trudeau, el actual Primer Ministro, dejó claro en 2014, a pesar de ser católico.

En Winnipeg, al igual que en Edmonton, el Ayuntamiento inició en junio el proceso para quitar el nombre del gran y ejemplar obispo Grandin de una de sus principales avenidas por haber creado en el siglo XIX escuelas y residencias para educar, formar y transmitir la fe a miles de indios.

En junio de 2021, cuatro iglesias en reservas indias fueron incendiadas en dos semanas, iglesias pequeñas y de madera que formaban parte del patrimonio de las tribus indias. Se sospecha que fueron quemadas como revancha por las escuelas e internados que congregaciones religiosas (48 de ellas por los Misioneros Oblatos) construyeron y dirigieron en reservas indias desde el siglo XIX hasta 1969, cuando el Gobierno canadiense se hizo cargo de todos los colegios católicos y protestantes en esos territorios indios. Durante 130 años se escolarizó, evangelizó y cuidó a prácticamente 150.000 indios.

Desde el 28 de mayo de 2021, Canadá está atravesando por un paroxismo histriónico e histeria generalizada. La tribu india de Kamloops (Columbia Británica) hizo pública una nota de prensa diciendo que habían dado con 215 tumbas no identificadas en el antiguo cementerio de la escuela y residencia católica para indios de la reserva india compuesta de 34 tribus.

Tanto los indios como la prensa y los políticos han querido dar adrede al cementerio un tono macabro y siniestro. Lo que no se dice es que estos cementerios católicos formaban parte de las reservas indias desde mediados del siglo XIX, cuando se levantaron las primeras iglesias, escuelas y cementerios en las reservas en cuestión. En ellos fueron enterrados alumnos que murieron de las típicas enfermedades que asolaron al resto de la población, tales como la tuberculosis y la tosferina. Asimismo, se dio sepultura cristiana a sacerdotes y religiosos, al igual que a numerosos indios de diferentes tribus que vivían en la reserva. Todo ello está documentado en archivos oficiales.

Tampoco se cuenta que las tumbas tenían en su día cruces de madera (propio de la época y de la vida en la reserva india), indicando el nombre del fallecido y la fecha en que murió. Hay fotos de mediados del siglo XX e incluso de principios del siglo XX que dan fe de lo cuidado que estaban esos cementerios. Tras el cierre por parte del Gobierno a partir de los años 70 de dichas escuelas para indios, muchas de esas escuelas y residencias para alumnos fueron abandonas por el gobierno, destruidas o transferidas a las tribus indias. Los cementerios, en consecuencia, quedaron a la buena de Dios y, con el paso del tiempo, las cruces se cayeron y desaparecieron entre la maleza.

Alumnos rezando el Día de Difuntos las tumbas del cementerio de la escuela y residencia de indios de Fort George (Quebec)

El 26 de junio, una mujer manchó con pintura roja y en forma de manos una estatua de Juan Pablo II a la entrada de una iglesia de la comunidad polaca; una consecuencia más de tanta histeria e ignorancia.

Todo esto es continuación de numerosos ataques a iglesias a lo largo y ancho de Canadá durante muchos años. La diferencia es que ahora la prensa canadiense provoca e incita abiertamente a la inquina, animosidad, hostilidad y odio hacia la Iglesia.

Miles y miles de sacerdotes, religiosos y religiosas e innumerables fieles pusieron los cimientos de Canadá. Fueron los sacerdotes de la Compañía de Jesús los que trajeron la fe en 1611. Algunos fueron martirizados y son santos patronos de Canadá. Sus hazañas, heroísmo, sacrificios y labor misionera quedó plasmada en los famosos y voluminosos escritos Relaciones Jesuitas que relatan su labor evangelizadora entre los indios, al mismo tiempo que constituyen estudios etnográficos y valiosos documentos históricos. Los jesuitas escribieron las primeras gramáticas y diccionarios de lenguas indígenas. Ejemplares y abnegadas congregaciones religiosas crearon hospitales, hospicios, escuelas, iglesias, periódicos católicos, universidades, internados, arte, cultura, ciencia, idiomas, etnografía, evangelización, obras de caridad, talleres, iniciativas, cofradías, etc. en tantas y tantas poblaciones repartidas por estos yermos canadienses. Los católicos de hoy representan el 38% de la población entre casi 38 millones de almas.

A pesar del gran legado y herencia católica, la ignorancia que existe, unida a los prejuicios, sambenitos, insultos, escarnios, calumnias y atentados contra la Iglesia, clero y fieles por parte de políticos, dirigentes, periodistas y ciudadanos de a pie desacreditan, desprestigian y mancillan el nombre de Canadá. Que Dios les pille confesados.

AGENCIA FARO, J. A. Miguel