Hispanoamérica hacia el invierno demográfico: el caso uruguayo

Reuters

A principios de julio, el Ministerio de Salud Pública del Uruguay publicó las cifras oficiales sobre estadísticas vitales del país que arrojaron un escenario alarmante: un fuerte descenso en la natalidad que lleva a los demógrafos a proyectar que, por primera vez desde que existen registros, este año habrá más defunciones que nacimientos. Esta tendencia se advierte ya en cuatro provincias administrativas, pues en 2020 murieron más personas de las que nacieron en Colonia, Lavalleja, Rocha y San José (1).

De acuerdo con las estadísticas publicadas, la tasa de fecundidad, esto es, el número promedio de hijos por mujer, se redujo estrepitosamente en los últimos cinco años de 1,9 a 1,4 hijos por mujer, lo cual conduce a pensar que la tasa de reemplazo demográfico cada vez está más afectada.

Con esta caída en la tasa de fecundidad, que los demógrafos ni siquiera proyectaban que ocurriera sino hasta el 2050, y las tasas de natalidad en descenso permanente sostenido desde 2015, Uruguay se convierte en el tercer país de Hispanoamérica en entrar a la categoría de países con muy baja fecundidad, sólo detrás de Puerto Rico y Cuba (2).

Los expertos coinciden en que este fenómeno, conocido como «ruptura demográfica» (o «transición demográfica»), tiene como principales causas el acceso a mecanismos modernos de anticoncepción y el incentivo de la agenda de derechos sexuales y reproductivos en la población. En el caso uruguayo, la aplicación de la ley 18426 de 2008 (donde se reconocen como derechos humanos fundamentales a los derechos sexuales y reproductivos) y la estrategia nacional e intersectorial de prevención del embarazo no intencional en adolescentes, en operación desde 2016 con apoyo financiero y técnico del Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo, ha permitido el ingreso de anticonceptivos —especialmente los métodos de larga duración— a la canasta de prestaciones del servicio de salud y la disponibilidad de implantes subdérmicos en casos de prestadores públicos de salud (con un enfoque etario dirigido especialmente a adolescentes) (3), la captación oportuna en la atención de mujeres jóvenes para asesoramiento en aborto y la permanente exposición de la población más joven al denominado «enfoque de derechos y género» (4).

Aunque por ahora sólo Puerto Rico, Cuba y Uruguay se sitúen en los países del mundo con índices demográficos más preocupantes, la situación general de Hispanoamérica no es nada alentadora: como región, las cifras muestran apenas una tasa de reemplazo demográfico (alrededor de 2,07 hijos en promedio por mujer) y en países como Chile, Costa Rica, Argentina y Colombia se advierte ya una tendencia por debajo de esta tasa (5).

De continuar por esta vía, la América española se acerca peligrosamente al invierno demográfico que ya vive la España peninsular. No por nada las políticas de control poblacional se extienden con fuerza en la región, acompañadas de financiación del llamado «primer mundo» (6).

Catalina Gutiérrez, Margaritas Hispánicas.

  1. Fuente: https://www.elpais.com.uy/informacion/sociedad/tres-tristes-records-tres-felices-poblacion-uruguaya-batio.html
  2. Según las cifras del Banco Mundial, Puerto Rico ingresó en esta categoría desde 2011, cuando alcanzó una tasa de fertilidad por debajo de 1,6 hijos por mujer. Hoy, la tasa de fertilidad en Puerto Rico está lejos de recuperarse (1,1 hijos por mujer desde 2019 y descendiendo) y el despoblamiento es una seria amenaza. El caso cubano es particular: de acuerdo con cifras del Banco Mundial, desde 1979 el país caribeño se encuentra por debajo de la tasa de reemplazo poblacional y, aunque ha descendido hasta casi 1,4 hijos por mujer en la década de 1990, ésta se ha estabilizado entre 1,4 y 1,6. Ver: para el caso puertorriqueño: https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.DYN.TFRT.IN?end=2019&locations=PR&start=1977; y para el caso de Cuba: https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.DYN.TFRT.IN?end=2019&locations=CU&start=1977.
  3. Ministerio De Salud Pública de Uruguay, Estrategia nacional e intersectorial de prevención del embarazo no intencional en adolescentes (2016-2020), 2020, Montevideo: MSP-AUCIUNFPA, pág. 27
  4. Ibíd., pág.
  5. Se toman aquí las cifras ponderadas, según la clasificación de Global Health Metrics, de la región América Latina y el Caribe, en: GBD 2019 Demographics Collaborators, «Global age-sex-specific fertility, mortality, healthy life expectancy (HALE), and population estimates in 204 countries and territories, 1950–2019: a comprehensive demographic analysis for the Global Burden of Disease Study 2019», Lancet (2020), vol. 396, pp. 1160–1203, pág. 1170.
  6. Resulta interesante observar que la financiación e incentivos a las prácticas eugenésicas en Iberoamérica (incluyendo al Brasil que también tiene un índice de fecundidad en descenso) han llegado a la región por obra de la expansión norteamericana, con recursos como la Agencia Internacional de Desarrollo (AID), el Banco Mundial (dirigido en ocasiones por quienes fueran altos mandatarios del gobierno estadounidense como Robert McNamara) y la Alianza para el Progreso bajo el eufemismo de «planificación familiar» o «paternidad responsable». Sobre esta historia, se puede consultar: Álvaro Tirado Mejía, Los años sesenta. Una revolución en la cultura, Debate, 2015, Bogotá, cap. VII, pp. 143-159.