Paleolibertarianismo y Carlismo : ¿Una nueva escisión? (I)

«Nombradme y se salva la Patria» por Bernardo Ferrándiz y Bádenes, Museo del Prado

En ciertos ambientes de pretendido carlismo, se ha dado recientemente un curioso e inquietante fenómeno. De la sola lectura más básica de cualquier autor tradicionalista resulta indiscutible la incompatibilidad absoluta de todo liberalismo, sea conservador, católico, moderado, progresista, etc., con la Tradición hispánica y católica. Pues esto mismo ha sido cuestionado −recientemente− por un sedicente movimiento que se pretende carlista.

En efecto, sedicentes pseudo tradicionalistas como Miguel Anxo Bastos o Ángel García Carmona del grupo democristiano que usurpa las siglas C.T.C., pretenden conciliar el ideario carlista, antiliberal por esencia, en todo orden de cosas, con una aberrante ideología liberal llamada libertarianismo[1], que es la exacerbación del liberalismo económico clásico llevado a sus últimas consecuencias de atomismo, individualismo y economicismo. Huelga decir que el Magisterio de la Iglesia ha condenado de forma perentoria dicho liberalismo económico laissez-faire. Lo que para tantos apologetas católicos del capitalismo liberal no es algo tan claro y siempre buscan arteras mañas para relativizar dicha condena. 

Ellos argumentan que es posible o incluso necesario, «dialogar», «conciliar» o «aproximarse» entre el tradicionalismo carlista y el libertarianismo de derecha, llamado «paleolibertarianismo», por oposición al libertarianismo progresista o de izquierda. Argumentan que hay muchos puntos de contacto. El paleolibertarianismo-según ellos- defiende los valores tradicionales, las jerarquías sociales, los cuerpos intermedios libres; propugna que hay una común oposición al globalismo, al progresismo, al Estado moderno; que Rothbard habría reconocido y elogiado a los fueros. Afirman que su libertarianismo escapa a las condenas del liberalismo, que sólo se remitirían al liberalismo «francés» pero no al anglosajón; que sería «conservador», que no sería anticlerical; que defiende las libertades igual que el Carlismo.

Cabe preguntarse, ¿Cómo es posible tanta ignorancia sobre el  Carlismo? Ignoran cómo el Carlismo, a diferencia de los conservadores durante el siglo XIX, luchó efectivamente por la justicia social (que los libertarios llaman «espejismo»), por los pobres, contra los abusos del capitalismo liberal.  (CONTINUARÁ)

[1] Cuyos referentes son autores liberales como Mises, Hayek, Rothbard y la escuela austríaca (que no judía) de Economía, profundamente kantiana, amoral y agnóstica, contraria al Magisterio de la Iglesia.

Juan Antonio Santander, Círculo Tradicionalista Antonio Quintanilla de Santiago