La fe, en el punto de mira del Diablo

Iglesia profanada. Foto de Revista Ecclesia

Este 2020 es uno de los años más trémulos de los últimos tiempos. Hemos tenido la oportunidad de vivir situaciones complejas que han convulsionado este mundo moderno. Para muchos, eventos inesperados; para nosotros, debería de ser momento de determinar nuestra posición, para no olvidarnos de la promesa de Nuestro Señor: «Ciertamente yo vengo luego», Ap. V, 20.

Durante este año, el mundo ha podido vivir situaciones inéditas para la gran mayoría. Sus habitantes han sido abrumados por los medios de comunicación,  por las redes sociales y las plataformas virtuales. Estos medios han querido aprovechar la ocasión para someter las mentes a un intensivo lavado de cerebro, que ya lleva un tiempo de estarse gestando. El hombre es blanco de un sistema globalista mercenario, que no da tregua ningún día.

Convulsiones políticas, recesión económica, una pandemia que desde inicio de año ha sido utilizada para aprovechar y acrecentar el miedo de las personas. Hemos visto actos de paranoia colectiva para adherirse a nuevas normas de convivencia, que aíslan cada día más al hombre no sólo de los suyos, sino de Dios. Este año parece ser determinante para que ciertas elites en busca del imperio global persigan sus ideales satánicos.

En Hispanoamérica, estamos viviendo una serie de conflictos iconoclastas. Algaradas en contra de cualquier símbolo en Inicionaje a la misión salvífica de la Monarquía Católica, a pesar de las restricciones aplicadas en la situación actual. Comenzó el derribo de esculturas y monumentos a los edificadores de esta gran empresa misionera que es América. No conforme con eso que le molesta tanto, el Demonio gritó en la antigua Capitanía General de Chile: «¡Muerte al Nazareno!». Grito sedicioso, emitido por vez primera en el pretorio de Poncio Pilatos en aquel juicio injusto en donde Cristo asume el sacrificio, como noble Cordero de Dios que da la vida por la salvación de las almas. Por mucho que porfíen, por mucho que injurien: Él viene luego.

Juan Manuel Barrientos Suárez, Circulo Tradicionalista del Reino de Guatemala.