La traición al campo español

Protesta de agricultores y ganaderos españoles, bajo el lema #AgricultoresAlLímite. RTVE

Son muchas las reacciones ante las angustias, ya previsibles desde hace años, que sufren los productores agrícolas de España. Los lectores peninsulares han podido ver recientemente cómo las naranjas valencianas de su mercado habitual son en realidad procedentes de Sudáfrica.

Muchos agricultores, indignados con la competencia desleal, han desatado una reacción entre cientos de productores ante este hecho, y gran parte de los consumidores se queja con ellos.

Ya no puede ocultarse que existe una discriminación hacía nuestro sector agroganadero. Esta marginación es consentida y promovida desde el mismo Estado, y está planeada desde la UE.

El cepo al campo español

A pesar de que las reacciones a las naranjas sudafricanas sean un tema de actualidad, no por ello es un tema de origen reciente.

La UE es la instancia encargada de promulgar la legislación de la PAC. Esta legislación extraña a las leyes españolas pretende regular la diferencia entre productores de países miembros frente a terceros países. Es decir, esta legislación impone unos requisitos necesarios a la producción agraria en los países del Viejo Mundo.

Los preceptos de la legislación europea instauran: requisitos sanitarios más estrictos; técnicas agrarias restringidas, como usos de ciertos plaguicidas y herbicidas. Aunque estos elementos, que ya contempla la legislación española, no parecen lesivos, les acompañan otros que desmantelan nuestro sector primario y parte del secundario (la industria agroalimentaria auxiliar).

La producción agraria y ganadera de España se extingue ante la imposición de cupos de producción. Presentes desde hace décadas, los cupos acaban con nuestra potencia y competitividad, y llevan al pequeño productor a la ruina.

Como suele divulgarse, el modo de hacer aceptar estos cupos a los trabajadores es la disposición de subvenciones temporales. Éstas se brindan desde hace décadas para paralizar y liquidar la actividad agraria y ganadera.

Una legislación servil ante el libre mercado

Estos factores son nefastos teniendo en cuenta el contexto del mercado nacional e internacional. Los tratados de libre comercio prefiguran un mercado descontrolado por completo, al que España se ve arrojada por la UE.

Estos tratados consisten en convenios con terceros países, como Vietnam, Sudáfrica, Marruecos, Egipto, Israel (la entidad sionista que ocupa Palestina) o Canadá. La mayoría de los acuerdos establecen que nuestros productores compitan, bajo las restricciones y encarecimiento provocado por la UE, contra condiciones y precios no sólo extranjeros, sino fuera del marco europeo que nos limita.

La consecuencia de todo esto es una ruina, que casi parece intencionada, de la producción local frente a la internacional. Con las condiciones de la PAC europea, no hay naranja valenciana que pueda competir en precio con una de Sudáfrica.

Los falsos aliados de la economía española

Ante el panorama calamitoso del campo español, no se puede olvidar que tanto la PAC como la concreción anual de los cupos sale adelante con el voto en Euro-parlamento de la autodenominada «derecha patriota».

Esta disposición extranjera se confirma en la UE también con el esperable apoyo de la izquierda socialista, podemita y verde. En el Euro-parlamento mueren también las quejas sobre el sudor y el salario justo de los trabajadores.

En el seno de este movimiento, que no sólo afecta a España, parece haber una pretensión suicida. La máxima parece ser que buena parte de los países europeos sean dependientes de terceros en su sector alimentario.

Las políticas de reorganización de la producción y el consumo alimenticio llegan vestidas de verde. Esta proclama ecologista está vinculada, igualmente, a la creciente dependencia energética de la Península.

España cada vez es más dependiente también en su producción de energía por el desmantelamiento de centrales térmicas. Amenaza con llegar, además, el desmantelamiento de las pocas nucleares restantes.

Agencia FARO/Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid