La mesa de Cortés en Tlaxcala: toda celebración tiene una historia

Hacienda Santa Bárbara, casa Malinche. Foto Malena Díaz

A su llegada a Tlaxcala Hernán Cortés logró imponerse militarmente, estableció una alianza e incorporó a sus tropas a miles de guerreros tlaxcaltecas. Se percató de la ventaja que suponía el odio de muchos pueblos contra los aztecas y su política de imperialismo y terror: un colapso social, un declive cultural y social venía dándose desde antes de la llegada de los españoles. Dentro de las prácticas de sacrificios humanos, además de la extracción del corazón, había otras formas de sacrificio que se aplicaban ajustándose rigurosamente al calendario azteca. Tlaxcala, ya poseía una larga historia de enemistad con el imperio mexica.

En cierto modo, la conquista de México, bajo el reinado de Carlos I de España, fue una guerra de liberación de los pueblos frente al dominio azteca. La coalición entre los tlaxcaltecas y los españoles fue determinante en la derrota del imperio mexica; y aún después de la caída de éste, los soldados tlaxcaltecas continuaron colaborando con los españoles en diferentes campañas, destacando, por ejemplo, su participación en la batalla de Lepanto.

Citando brevemente estos hechos históricos, resulta inadmisible mantener esa corriente de olvido e indiferencia hacia el pueblo tlaxcalteca. Al mismo tiempo, es intolerable unirse al desprecio por la Hispanidad que el nacionalismo vigente en Méjico quiere imponer. Un nacionalismo políticamente correcto que rechaza todo lo Hispánico, pero que se enorgullece tremendamente de la riqueza que le dio el mestizaje; lo que se manifiesta muy especialmente en la gastronomía.

Y así, para lograr que los hechos hablasen por sí mismos, pues «nadie puede ser sensato con el estómago vacío», diseñamos esta celebración: Programa Semblanzas

Los elementos gastronómicos prehispánicos que aún se conservan en Tlaxcala, nos hablan de una civilización con amplios conocimientos agrícolas, formas de preparación de alimentos muy elaborados, incluyendo los sistemas de su conservación. Estas costumbres fueron valoradas y no destruidas sino preservadas, gracias a España. Hoy en día, la actual gastronomía de Tlaxcala es la que posee más elementos e ingredientes prehispánicos de todas las regiones de México.

La Hacienda de Santa Bárbara, edificada en siglo XVII brindó un escenario ideal. Sus dueños actuales han tratado de preservar el lugar, de la forma más crítica y apegada a las leyes de preservación de monumentos históricos en México. Lamentablemente su capilla, fue saqueada y actualmente sólo conserva el altar original. En la zona, esta capilla era conocida como «La Riquita» por todo el arte sacro que poseía.

Las relaciones que la Hacienda de Santa Bárbara tiene con productores agrícolas y artesanos de la zona, sirvieron de base para que esta celebración lograra reunir muchos de los elementos autóctonos que pudieron observarse en las escenificaciones tanto en la cocina viviente, como en la mesa para Hernán Cortés: ollas de barro, comales, anafres, cestería, etc. Todos los elementos fueron supervisados y autorizados por la museóloga María Teresa Díaz.

Mención especial merece el Sr. Pedro Rubio, de casi 80 años, y uno de los tres artesanos de Nopalucan, Tlaxcala, que aún realiza los «petates de tule». Estos sirvieron para mostrar el tipo de asientos utilizados en la época de la conquista, para sentarse a la mesa. Hace no muchos años, éstos aún eran utilizados en muchas regiones rurales como camas. Su artesanía ha sido exportada a Europa y EE.UU., y ha ganado varios premios regionales por la calidad de sus petates.

Pedro Rubio

Del México prehispánico, no existen ni pergaminos ni códices, donde se haya conservado la música que pudieron haber creado. Sin embargo, sí existen registros de algunos instrumentos. Los sonidos que se obtienen de ellos, se han estudiado para poder concluir cómo sería aquella música. Ritmos muy básicos y sonidos imitando la naturaleza. Al inicio del evento, Los Tonos Humanos, interpretaron lo que podría haber sido la música escuchada por Hernán Cortés y sus hombres al llegar a estas tierras.

Se presume que uno de los soldados que venía con Hernán Cortés debió haber sido músico, pues existen algunas letras y partituras de esa época de la corte española. 

Aquí podrán encontrar el programa musical del evento. 

Dos chefs, diseñaron los platillos que los invitados asistentes saborearon.

Para la elaboración del menú de degustación, fueron utilizados ingredientes originalmente mexicanos como el maíz (naturalmente amarillo, rojo, azul, negro, azul), chiles (chipotle, de árbol, guajillo, etc.), jitomate (tomate), tomate verde (tomatillo), cacao, vainilla, epazote, verdolagas, guajolote, chapulines (saltamontes), huitlacoche (hongo del maíz), chilacayote, guayaba, miel de maguey, hojas de maguey, tequesquite, etc.

Entre los ingredientes que llegaron gracias a España, y sin los cuales la cocina mexicana, no sería lo que hoy es encontramos: ajo, cebolla, cerdo, cilantro, derivados lácteos como la crema, queso y requesón.

Ha sido de altísimo valor la asesoría histórico gastronómica de César Sánchez Serna, así como su apoyo profesional como coordinador del menú y de la logística de este acontecimiento. Lamentamos que estas líneas no puedan ser suficientemente expresivas para ponderar su extraordinaria e imprescindible intervención.

Durante el transcurso del acto permitimos que el sentido del oído encontrara las raíces musicales de muchas de las piezas folclóricas que tanto alegran hoy los corazones mejicanos. Por su parte, la vista constató la preservación de una gran variedad de elementos actuales en nuestras costumbres domésticas, culturales y artísticas, que siempre han sido muy valorados en la Hispanidad. Finalmente, el gusto apreció el mestizaje, percibió la tradición y estimó a España aún más si cabe.

Este breve relato estaría incompleto sin una referencia al aspecto intelectual de la jornada. Las conferencias que allí se pronunciaron lograron llenar de ideas y recuerdos las reflexiones de los asistentes. Comenzaron por los mismos orígenes, por las costumbres prehispánicas de Tlaxcala y nos hablaron de un pueblo que ya era muy religioso, del que pudimos seguir conociendo más aún de su gastronomía, instrumentos y procesos elaborados, destacando entre todos, el pulque: la «bebida de los dioses». En un momento posterior el acierto fue pleno con una valoración justa de la importancia que Méjico tuvo para la Corona española. De hecho, fue una invitación para desmentir la actual corriente antiespañola y para conocer y difundir nuestra historia real (no la inventada), poniendo de relieve hechos y desvelando verdades que buscaban que el público reconsiderase su percepción sobre la conquista y sobre la misma Monarquía Hispánica.

No podemos concluir este relato sin dar las gracias a la excelente fotógrafa Malena Díaz por su generosidad; este es un agradecimiento inseparablemente unido al reconocimiento a su maestría para enmarcar visualmente la celebración.

Esperamos que este vídeo que les presentamos les permita acompañarnos en la distancia.

Igual que lo fueron entonces, siempre serán bienvenidos a Tlaxcala.

Karina Martínez Ramírez de Arellano, Margaritas Hispánicas