El suicidio: ahondando en las raíces del problema

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Publicábamos meses atrás las estadísticas ofrecidas por la Fundación española para la prevención del suicidio, según las cuales el suicidio se había convertido en la principal causa de muerte no natural entre la población joven (15-29 años) en el año 2019 (309 defunciones). Pues bien, según recientes datos del INE, el suicidio ha sido la primera causa de muerte no externa (no natural) en el año 2020 entre el total de la población española.

Así, un total de 3941 personas se quitaron la vida en el transcurso del año pasado. Estas cifras suponen un hecho histórico, pues se trata de los números más altos en todo el territorio nacional desde que se tienen estadísticas al respecto (año 1906). De esta manera, la media de suicidios por día alcanza casi las 11 personas (10,8).

Conviene prestar atención al número de suicidios según el sexo. En este sentido, el 74% de las muertes por esta causa han sido registradas en varones (2938) y un 26% en mujeres (1011). El mes más duro en cuanto a defunciones por suicidio se refiere ha sido agosto, aumentando un 34% respecto de la media, mientras que en abril se descendió un 18,2% del cómputo global.

Son numerosos los medios que se han alarmado ante semejantes datos. Se reclama un Plan Nacional de Prevención del Suicidio y se ha apuntado como causa la miseria económica de algunas personas. Sin embargo, es preciso ahondar en las raíces del problema y no quedarse en la mera superficie. La miseria económica es un mal, por supuesto, pero no se puede señalar como la principal causa del problema.

Por otra parte, tampoco se pueden depositar las esperanzas en que desde el Gobierno se ofrezca un plan para acabar con el suicidio. La sociedad ha llegado al culmen de la papáestadodependencia, siendo incapaz de reaccionar por su propia cuenta, mostrándose radicalmente vulnerable. Ya no hay mecanismos mediante los que los propios integrantes de la comunidad política puedan revertir la situación, si no es apelando a una instancia superior, tal como el poder público.

Curiosamente la época en que creemos que esta vida es un fin en sí mismo, es cuando más suicidios se producen. Es lógico: si la única vida es esta y resulta que sufro por todos lados, ¿por qué seguir en este mundo? Por esta razón hay que recobrar el sentido de esta vida como medio para una futura, por lo que nuestros sufrimientos y desdichas cobran sentido y sabemos que gozaremos de la dicha eterna si lo merecemos.

Antonio de Jaso, Navarra