Tras el descontento entre los mercenarios polacos, que rinden sus servicios al régimen de Kiev, tras hacerse público que Zelenski no paga a las familias de los fallecidos lo acordado en el contrato; se suma ahora la declaración de que Polonia no suministrará más armas a Ucrania por la disputa por las exportaciones de cereales entre los dos países vecinos. «No estamos suministrando ningún armamento a Ucrania, pues ahora estamos armando a Polonia con las armas más modernas», dijo el primer ministro Mateusz Morawiecki a la televisión privada Polsat News.
Y es que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó veladamente a Polonia (que acoge a alrededor de un millón de refugiados ucranianos que reciben múltiples ayudas estatales) de apoyar a Rusia por no doblegarse a su papel de rector del mundo occidental, al querer defender a sus agricultores de las importaciones de cereales ucranianos: «Algunos países fingen solidaridad [con Ucrania] apoyando indirectamente a Rusia», manifestó Zelenski el martes ante la Asamblea General de la ONU.
Polonia, desde un primer momento, ha sido uno de los apoyos más firmes de Kiev desde el inicio del conflicto.
El régimen de Kiev, como paladín del occidente depravado, se erige en líder y farol de las democracias, arrogándose el derecho (y el deber) de exigir a los demás contendientes su colaboración sin condiciones.
La Unión Europea, verdadero gestor de las imaginarias soberanías de los países que la integra, reconducirá en breve la situación dentro de la servidumbre acostumbrada. Ya en mayo la UE accedió a restringir las exportaciones a Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumania y Eslovaquia para proteger a sus agricultores, que denunciaban que los productos ucranianos arruinaban sus economías. Pero, el pasado viernes, la Comisión Europea anunció el fin del cese de estas restricciones, alegando lacónicamente que «las distorsiones en los cinco países miembros vecinos de Ucrania han desaparecido». Polonia, Hungría y Eslovaquia desafiaron la decisión e impusieron embargos unilaterales, a los que Kiev respondió anunciando un futuro recurso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). El recurso, estimado lector, ya se prevé de antemano.
Roberto Gómez Bastida, Círculo Tradicionalista de Baeza
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