Esta semana se produjo en Antioquia una nueva ofensiva anticatólica en la que resultaron destruidas varias imágenes en distintos municipios del departamento, continuando la estela dejada por la profanación ocurrida en Amalfi hace un mes, a la que en su momento las almas cándidas despojaron de cualquier móvil religioso.
En Granada se presentaron ataques en al menos tres veredas, de los que fueron objeto algunas estatuas ubicadas al pie de los caminos, entre las que se cuentan representaciones del Sagrado Corazón y de la Virgen María.
Por su parte, entre Yarumal y Angostura un hombre destruyó también imágenes de Cristo y de Nuestra Señora, así como del venerado sacerdote Mariano de Jesús Euse, más conocido como el Padre Marianito. Además, se reporta que una capilla de la Parroquia San José de Angostura fue vandalizada. No obstante el carácter blasfemo y aun sacrílego de estos hechos, el administrador de la Diócesis de Santa Rosa de Osos se limitó a denunciar una vulneración del «sentimiento religioso» y por tanto «una violación a la libertad religiosa».
La persecución anticatólica arrecia en Colombia, mientras los eclesiásticos ponen tronos a las causas y las autoridades consienten sus consecuencias.
Agencia FARO, Colombia
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