El pórtico de la Catedral de Burgos, una catequesis viva tallada en piedra (y II)

Vista aérea de la catedral de Burgos, España. Fundación Burgos 2021

Los Apóstoles hacen de columnas de la Iglesia fundada por Jesucristo. En el pórtico del Sarmental de la Catedral de Burgos están los doce Apóstoles con los Evangelios bajo la imagen de Jesucristo, quien se halla en el centro del pórtico, centro de Su Iglesia, al ser la piedra angular y centro de la Nueva Jerusalén. A su izquierda, tres figuras. Dos de ellas, San Pedro y San Pablo, representando el Nuevo Testamento, la Nueva Ley. A su derecha, otras tres. Podemos ver a Aarón y Moisés, que simbolizan el Antiguo Testamento. En protocolo, la derecha del anfitrión se reserva para los más mayores o los más importantes. Moisés prefigura a Jesucristo como portador de la Nueva Ley y nos recuerda cómo Dios prometió la llegada de otro profeta «semejante a Moisés» (Dt 18,18). Antiguo y Nuevo Testamento quedan unidos por la figura de Jesucristo, piedra angular de Su Iglesia que preside desde Su trono.

San Pablo así lo dice: «Ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu» (Efesios 2,19-22).

El tímpano está rodeado por arquivoltas con doce ángeles con cirios e incensarios y los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, tocando o afinando instrumentos musicales medievales y varios coros de ángeles. «Vi veinticuatro tronos alrededor del trono, y sentados en los tronos, a veinticuatro Ancianos con vestiduras blancas y coronas de oro sobre sus cabezas» (Ap 4, 4). 

Los Apóstoles, el Obispo, los ángeles y los ancianos del Apocalipsis en las arquivoltas del tímpano, y los seis personajes del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento a ambos lados del pórtico, todos aparecen representados bajo un doselete. El dosel se usa para obispos y altos prelados sobre sus tronos a los que tienen derecho y como privilegio.

Las arquivoltas simbolizan el arco iris del que Dios habla a Noé como recuerdo de Su alianza, que renueva con Moisés y Su pueblo. Jesucristo es la Nueva Alianza entre Dios y los hombres, sellada en el mismo cuerpo de Cristo. Tras Su Resurrección y Ascensión, aparece sentado a la derecha del Padre.

El «Espinario»

Una escultura en una ménsula del dintel representa a un hombre quitándose una espina del pie. El «espinario» es un tema recuperado del mundo clásico con gran eco en la Edad Media. En la portada occidental de la fachada de la catedral de Chartres nos encontramos otro ejemplo de la misma época (c. 1210-1220). Su figura, siempre en un plano secundario y a modo de detalle, evoca el rechazo del pecado de la carne (la concupiscencia es uno de los siete pecados o vicios cardinales), ilustrado mediante la extracción de la espina para poder entrar sin esa espina por la puerta de la Nueva Jerusalén.

La Iglesia de Jesucristo representa la Nueva Alianza que Él sella con su crucifixión (la catedral tiene forma de cruz latina), muerte y Resurrección, fuera de la cual no hay Salvación (“Extra Ecclesiam nulla salus”).

La Iglesia es la Barca de Pedro. La catedral tiene forma de nave. Por eso, a la parte de central del templo se la denomina nave («navis» en latín, es decir, barca). En el exterior del cimborrio, Jesucristo de pie, con la mirada atenta, cual capitán en su torre de mando en Su nave, la Iglesia, dirigiéndola.

El altar mayor sobre el que el arzobispo celebra el Sacrificio de la Santa Misa está orientado hacia el este, simbolizando el origen y la segunda venida de Jesucristo.

Sobre el pórtico, un rosetón. El mismo nombre y la forma evocan los pétalos de una rosa. Los rosetones en el crucero suelen estar dedicados a la Virgen María, «rosa mística», como interpretación de la Encarnación de Jesús y del árbol de Jesé, padre del rey David (la estrella de David aparece en el centro del otro rosetón en la Puerta de Santa María) y símbolo del linaje de Jesucristo. La Luz divina traspasa la vidriera, cual hímen intacto, e ilumina Su Iglesia, esposa de Cristo. Una vez dentro del templo, el geometrismo del rosetón refleja la luz, orden y perfección divina en medio de las tinieblas, caos y desorden del mundo secular de fuera.

Rosetón del Pórtico del Sarmental, visto desde el interior

Sobre el rosetón, y en la cumbre de la iglesia catedralicia, un conjunto de galería abierta con tres arcos con intradoses calados con triple cuatrifolio y apoyados en maineles frente a los que asoma una estatuaria interpretada como la Divina Liturgia, donde Jesucristo, flanqueado por doce ángeles ceriferarios y turiferarios, administra la Eucaristía, «cumbre y fuente de vida de la Iglesia» y el alimento de vida eterna: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna».

Para poder interpretar el rico simbolismo cristiano de las plantas y flores talladas de la Catedral, remito al lector a tres publicaciones: CALZADA TOLEDANO, Juan José. Escultura Gótica monumental en la provincia de Burgos. Iconografía 1400-1530. Burgos, Diputación de Burgos, 2006.

QUIÑONES COSTA, Ana María. La decoración vegetal en el Arte Español de la Alta Edad Media: su simbolismo. Tesis inédita de la Universidad Complutense de Madrid, 1992.

MARTÍN MARTÍNEZ DE SIMÓN, Elena. El mundo vegetal en la Edad Media, Universidad de Burgos.

La Sagrada Escritura, la Santa Tradición y el Magisterio de la Iglesia se encuentran hermosamente y genialmente representados en piedra burgalesa, con la que se inspira, se instruye y se elevan los sentidos y el alma hacia Dios. En la piedra de la Catedral se refleja lo que vemos con los ojos de la fe.

Jesús Ángel Miguel García, Research Fellow, St. Paul’s College, Manitoba