Boinas rojas en París

José Miguel Gambra, Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista, encabeza la escolta carlista de Don Sixto Enrique por las calles de París.

Los días 21 de enero son luctuosos no sólo para Francia, sino para la Casa de Borbón (hoy reducida a su última rama española) y para la Cristiandad. El 21 de enero de 1793, en la plaza parisina de Luis XV, hoy llamada engañosamente de la Concordia, la guillotina segaba la vida del rey Luis XVI de Francia. Al hacerlo, la Revolución iniciada en 1789, y que aún debía pasar por distintas fases, simbolizaba también la ruptura con el orden sacral que el rey representaba.

Contando con la aprobación de su primo el Rey Don Jaime, en 1914 el entonces Príncipe Javier de Borbón Parma y Braganza (hijo del Duque Roberto, último reinante en Parma e Infante de España), fundaba el Mémorial de France à Saint-Denys (Memorial de Francia en San Dionisio, Saint-Denis) para garantizar el ofrecimiento de Misas perpetuas por las almas de los reyes Luis XVI y María Antonieta en la Basílica de San Dionisio, necrópolis de los Reyes de Francia, según lo dispuesto en 1815 por el rey Luis XVIII. Durante muchos años el propio Don Javier presidió habitualmente la Misa solemne ofrecida el día 21 de enero, como tras él siguió presidiéndolas su hijo Don Sixto Enrique de Borbón. El Duque de Bauffremont, junto a Don Javier y Don Sixto Enrique, se ocupó de la gestión de la Obra Pía a través de una asociación que hoy gestiona su hijo.

S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, en el discurso que pronunció en el acto de homenaje a Luis XVI.

El año 2016, durante la misa (Novus Ordo, contra lo que era habitual en estas celebraciones) el abate Augustin Pic, conocido progresista, dio lectura a una salutación del «Duque de Anjou», atribuyendo tal título a un ausente Luis Alfonso de Borbón (rectius Puigmoltó) y Martínez-Bordiú, lo que motivó que Don Sixto Enrique de Borbón abandonara el acto. El Duque de Bauffremont escribió los días siguientes una carta de excusa a Don Sixto Enrique; aunque no parece que la tal excusa fuera total ni sincera, a la vista de su comportamiento anterior y posterior. A tal punto que el año 2017 invitó al tal Luis Alfonso a presidir la Misa de San Dionisio. Don Sixto Enrique, lamentando el comportamiento de Bauffremont, y sintiéndolo mucho, prefirió no acudir. Al final la Misa en Saint-Denis volvió a celebrarse por el rito tradicional, abandonando los cambios del año anterior, pero se vio deslucida por una extraña presidencia de Luis Alfonso Martínez y su mujer venezolana (hija del banquero chavista Víctor Vargas, para quien Luis Alfonso trabaja); ésta lució larga melena suelta, en desprecio al rito tradicional romano que se celebraba. Fue una ceremonia con no demasiados asistentes, a los que jóvenes legitimistas franceses entregaron copias de la carta de Bauffremont a Don Sixto Enrique y la respuesta de éste, dejando claros el proceder de unos y la precedencia de otros.

Carlistas durante el homenaje a Luis XVI en la antigua Plaza Luis XV, donde el monarca fue ejecutado.

Por el contrario, aquel año 2017 Don Sixto Enrique presidió, como solía y como ha seguido haciendo, primeramente la tradicional conmemoración del martirio del Rey Luis XVI en la Plaza de Luis XV (de la Concordia), a la que llegó escoltado por una treintena de carlistas tocados con la correspondiente boina roja y con las banderas rojigualda y blanca con la cruz de Borgoña, desfilando desde la Plaza de la Magdalena entre la curiosidad de parisinos y turistas y la adhesión de los no pocos que los reconocieron. La concentración estaba convocada por France Royaliste; se veía también alguna bandera de la Alliance Royale. Por France Royaliste intervino Pierre Jeanthon. A continuación Don Sixto Enrique de Borbón pronunció unas vibrantes palabras en francés y en español; cerró el turno de intervinientes el reverendo Paul Aulagnier. La lectura del testamento del Rey Mártir y los cantos cerraron aquel acto de su CCXXIV aniversario.

Acto seguido, acompañado de nuevo por los leales carlistas españoles, el Abanderado de la Tradición se desplazó a la iglesia de San Eugenio y Santa Cecilia, llena a rebosar de fieles, donde el reverendo señor don Eric Iborra celebró una solemne Misa de réquiem según el rito romano tradicional. Cantada por la magnífica Schola Sainte Cécile, que interpretó la Misa de Réquiem a cinco voces llamada «de los reyes de Francia», del maestro de la real capilla Eustache du Caurroy (1549-1609), cantada en Saint Denis en todos los funerales reales desde 1610 hasta la Revolución. Don Sixto Enrique ocupó el lugar de honor junto al catafalco; la escolta carlista (encabezada por el Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista, profesor José Miguel Gambra) fue situada en lugar destacado cerca de Su Alteza al inicio de la nave lateral y, al terminar la ceremonia, le hizo un pasillo entre los vítores de los asistentes. El entusiasmo fue tal que hubieron de cantar el Oriamendi a solicitud de un grupo de franceses asistentes.

Catafalco con la corona de Luis XVI en el interior de la iglesia parisina de San Eugenio y Santa Cecilia.

Finalmente, en un simpático bistrot del Barrio Latino, tuvo lugar un almuerzo de hermandad de los carlistas con los jóvenes de la Acción Francesa Universitaria en torno del Señor, quien saludó personalmente a todos los asistentes. En resumen, aquel día frío y soleado del invierno de 2017 vio un digno homenaje a Luis XVI a los —entonces— 224 años de su martirio, y una calurosa celebración tradicionalista en torno del Príncipe que mejor representa la Causa de la Cristiandad y de la Monarquía: el Abanderado de la Tradición carlista y legitimista, Don Sixto Enrique de Borbón y Borbón Busset.

Agencia FARO