Las restricciones autonómicas hunden el 7,5% del comercio catalán

Calle comercial semidesértica en Barcelona. Guillem Andrés

BARCELONA, ESPAÑA– Las restricciones, impuestas por el llamado gobierno autonómico de Cataluña, desde marzo de 2020, han llevado al cierre definitivo del 7,5% de las tiendas de los ejes comerciales de proximidad de Barcelona, lo que se traduce en 415 comercios clausurados y casi un millar de personas en el paro. Según Barcelona Comerç, asociación en favor del comercio local, los sectores más afectados han sido la restauración y la moda.

Si bien es cierto que el ritmo de clausura de comercios ha disminuido, y se han abierto tiendas nuevas, siguen cerrándose establecimientos, que mantenían vivo el comercio autóctono en la Ciudad Condal.

Especialmente perjudicial ha sido la prohibición de apertura en fin de semana de los comercios considerados como no esenciales por el gobierno, lo que afecta a casi todos los negocios en muchas calles del distrito de Ciutat Vella, conocido como el Barrio Gótico.

Por otra parte, a las prohibiciones de la alcaldesa Ada Colau contra los vehículos de motor de combustión, se añade la iniciativa Obrim Carrers (Abramos las calles), que impide la circulación de vehículos por un buen número calles céntricas e importantes durante los fines de semana. Estas medidas han provocado una reducción notable de clientes que solían aprovechar los sábados y domingos para desplazarse a los ejes comerciales de Barcelona, y que compraban en locales tradicionales y emblemáticos.

Según Pimec (la confederación patronal más representativa de las PYMES y autónomos de Cataluña), un 75% de las pequeñas y medianas empresas del centro de Barcelona han tenido pérdidas de ventas en las rebajas de enero, lo que viene a ser más del 50% de la facturación de casi un tercio de comercios.

Aunque se constata que últimamente se han reabierto algunos locales, incluso con alquileres antiguos, la situación general de los negocios de la ciudad de Barcelona sigue siendo grave. Pimec asevera que las actuales restricciones de apertura de la restauración, está costando nada menos que 183 millones de euros diarios en pérdidas, cantidad que, salvo que se dé fin a las restricciones, acabará ascendiendo a 5.673 millones de euros.

Por su parte, Fecasarm, asociación de empresarios del ámbito de la restauración, calcula en 10.000 millones las pérdidas acumuladas a causa de las decisiones gubernamentales impuestas desde marzo de 2020. El presidente de dicha asociación, D. Joaquim Boadas, señala que las ayudas públicas, concedidas hasta la llamada segunda ola, solo permiten sufragar el 2% de los costes, por lo que el 80% de los bares y restaurantes se halla en riesgo de desaparecer. Parecida es la situación en otros sectores de peso en la vida económica de la ciudad como el deportivo o el hotelero.

Por último, al poco de iniciarse la actual campaña electoral, se han incrementado las ayudas gubernamentales, para las PYMES y autónomos, en la cifra de 673 millones de euros. La Cámara de Comercio de Barcelona estima que es una cantidad francamente insuficiente, y deplora la demora de la Administración en el pago, pues un sinnúmero de empresas se ven forzadas a llegar a final de mes sin el dinero necesario para pagar salarios y facturas.

FARO/Círcol Tradicionalista Ramon Parés y Vilasau de Barcelona.