Filipinas: conquistadas para Dios la Pascua de 1521

Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano
Filipinas celebró agradecida la primera llegada de los conquistadores españoles el 16 de marzo de 1521, encabezada por Juan Sebastián Elcano y Fernando de Magallanes. En aquel tiempo, Filipinas fue bautizada y consagrada a Dios en la primera Misa celebrada en la isla de Limasawa, que oficiara el Padre Pedro de Valderrama el 31 de aquel marzo, Domingo de Pascua de hace 500 años.
Mientras Fernando de Magallanes avanzaba con sus tropas hacia Cebú (Cebú), los gobernantes locales, el rey Humabón y la reina Amihan, los recibieron en paz. Antes de que recibieran el bautismo, Fernando de Magallanes les entregó una estatua del Señor Santo Niño a la recíen bautizada Reina Juana, para reemplazar sus ídolos paganos.
El padre Pedro de Valderrama bautizó al rey Humabón, quien fue nombrado Carlos en honor al emperador Carlos V. La reina Amihan fue nombrada Juana, en honor a la madre del emperador Carlos V. Cuando Fernando de Magallanes murió en la Batalla de Mactán contra Lapu-Lapu y sus guerreros, los españoles navegaron de regreso a España, en la célebre nao Victoria.
Después de la primera, otra expedición a Filipinas fue encabezada por Ruy López de Villalobos, quien llegó a las Islas de Leyte y Samar y las llamó las Islas Filipinas, en honor a Felipe II de España, entonces Príncipe de Asturias. Por la gracia y bondad del Único Dios Verdadero, una última expedición sucedió a ésta, dirigida por Miguel López de Legazpi, en noviembre de 1564.
Legazpi arribó con 500 hombres a las islas, llegando a Cebú (Cebú) el 13 de febrero de 1565. En el año de Nuestro Señor 1570, Legazpi conquistó Manila. Los españoles conquistaron con éxito Manila contra los guerreros nativos. Legazpi rebautizó el reino de Manila como la Nueva Castilla.
Sin la conquista española, Filipinas podría haber quedado bajo el yugo de mahometanos, paganos, animistas, etc. Los nativos seguirían ignorando el nombre de Cristo. Por eso, hasta que sobrevino la desgraciada revolución, en el corazón de todo filipino estuvo impreso el sello de la grandeza de España. Porque nuestra civilización y religión era de la Madre España, de la Monarquía que conformábamos juntos todos los españoles. La Gloria de España es la gloria de Filipinas, y la Gloria de Filipinas será la gloria de España.
Como parafraseaba el sermón sobre la fiesta del Santo Niño, dicho el enero pasado por el Rev. Fr. Carlo Magno Saa de la FSSPX:
Magellanus venit, Legazpi vidit, sed puer Jesus vincit!
O lo que es lo mismo: ¡Llegó Magallanes, vio Legazpi, con lo que el Santo Niño venció!
Círculo Tradicionalista Felipe II de Filipinas