
20. Causa olvidada, causa traicionada. Hoy nuestro Rey pareciera no tener soldados. ¿Es que ya no nos gloriamos «de militar bajo los estandartes de Cristo Rey»? ¿Es que no esperamos «que podamos con Él reinar por siempre en los cielos»? («Oración Postcomunión» de la Misa de Cristo Rey instituida por Pío XI, y quitados en el Misal de Pablo VI).
Un caso es el de los pusilánimes que defeccionan de la lucha. Un ejército que no combate es un rebaño de traidores. Nos gana la prudencia de la carne. ¿Qué pena recibe el desertor según las leyes humanas? ¿Qué castigo recibirá según las leyes de Dios? Son los católicos cobardes.
Juan Fernando Segovia, Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II