
El Consejo de Ministros ha aprobado recientemente el Real Decreto de Evaluación, Promoción y Titulación de Secundaria y Bachillerato, el cual permitirá a los alumnos graduarse en Bachillerato y ESO con una o varias asignaturas suspendidas. Asimismo, el polémico decreto, que contiene instrucciones que son de aplicación ya para el curso actual, hace posible que los alumnos puedan presentarse al examen de Selectividad con una asignatura suspensa y elimina los exámenes de recuperación en la ESO.
Con esta medida el Gobierno pretende rebajar la tasa de repetición de los alumnos españoles, que los datos estadísticos sitúan muy por encima del resto de países europeos. O lo que es lo mismo, el Gobierno busca mejorar las cifras haciendo trampas.
Después de décadas de leyes educativas basadas en los mismos principios, penalizando la excelencia, el esfuerzo y la calidad de los contenidos, arrinconando las asignaturas que fomentan el pensamiento crítico y la cultura como la Religión, la Historia o la Filosofía, e introduciendo nuevos valores como la perspectiva de género y un falso igualitarismo que iguala a los alumnos por abajo, los resultados hacen cada vez más evidente su fracaso.
Lógicamente, este gobierno de sectarios posmodernos, lejos de corregir el rumbo y enmendar los errores del actual sistema educativo, que les proporciona unos resultados ampliamente satisfactorios para sus intereses al crear amplias capas de gente ignorante y adoctrinada en sus prejuicios y sus mentiras, sigue dando pasos en la misma dirección.
Con esta reforma, conscientes de que sus recetas no van a mejorar los indicadores de calidad educativa en las estadísticas europeas, lo que hacen es modificar los sistemas de evaluación para que repetir sea casi imposible y aumente el número de alumnos que accedan a los niveles superiores de enseñanza sin importar cuál sea su nivel real de preparación ni las consecuencias que esto pueda tener para las futuras generaciones.
Ahí es donde está la clave del asunto. La nueva reforma educativa transmite un mensaje a los jóvenes que choca con la realidad que luego se van a encontrar en la vida, que es cada vez más competitiva y exigente, especialmente en el ámbito profesional, pero también en otros aspectos de la vida para los cuales van a tener que adquirir unos hábitos de esfuerzo, trabajo y dedicación que ahora se les niegan.
El Gobierno pretende ganarse a los más jóvenes, a esos chavales que dentro de poco les podrán votar, mostrándose «simpático» y «guay» a costa del futuro de esos mismos jóvenes a los que estafa sistemáticamente, con unas medidas que lo único que hacen es contribuir a agrandar los graves problemas que la educación española viene arrastrando desde hace décadas. Por ahorrarles ahora ese sentimiento de fracaso por suspender o tener que repetir de curso, les están lanzando a un futuro muy complicado en el que se encontrarán con la vida real. Entonces, su frustración por no poder enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana será infinitamente mayor.
Diego Luis Baño, Círculo Cultural Antonio Molle Lazo