Crónica de la reunión por Cristo Rey del Círculo Alberto Ruiz de Galarreta

El domingo 29 de octubre, fiesta de Cristo Rey, tuvo lugar la segunda reunión del curso político 2023-2024 del Círculo Alberto Ruiz de Galarreta. La jornada versó precisamente sobre la doctrina que celebra esta importante festividad, su fundamento teológico y sus hitos históricos. Se dividió en tres intervenciones, cada una a cargo de un correligionario. A continuación presentamos un sencillo bosquejo.

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Reconocer la realeza de Cristo y vivir conforme a ella es el único remedio para resolver los males que nos aquejan. Esta tesis fue el punto de partida desde el que se desarrolló la primera exposición, dirigida a ofrecernos una panorámica general, e impartida generosamente por un animoso sacerdote que estrenó su colaboración con nuestro Círculo. Una tesis basada en el magisterio de Pío XI, quien dedicó buen número de documentos a denunciar los errores modernos en sus más diversas especificaciones ideológicas (liberalismo, fascismo, nazismo, comunismo…). Tal es el caso de Ubi arcano, encíclica programática de su pontificado: la sociedad ha de volver a Cristo, ha de reconocerlo como su rey, obedecer a su Iglesia y tributarle culto. Pero éste no puede ser sólo privado; ha de ser público. Porque Cristo no es un rey privado, sino universal. La solución a todos los males sociales depende de recuperar la devoción pública al Sagrado Corazón de Jesús. Tal es la tesis de Quas primas, publicada en 1925. Pero esta defensa de la realeza de Cristo no es un particularismo de Pío XI ni de León XIII, sino que recorre unánimemente, como una sola voz, todo el magisterio pontificio llamado «antimoderno» inaugurado por Pío VI.

La segunda exposición corrió a cargo de un joven correligionario, que comenzó encareciendo la Quas primas como un documento central: renovador pero no innovador, ya que recoge la dos veces milenaria —y en realidad eterna— doctrina sobre Cristo Rey. Manifiesta que la realeza de Cristo es un dogma de fe, que corona todos sus misterios, y que se apoya en dos títulos imperecederos: en la naturaleza divina del Verbo encarnado, consustancial al Padre, y por quien todo fue hecho; y en la conquista redentora de todas las almas: con su bendita sangre, preciosa y sin precio, Cristo redimió al género humano.

En el campo histórico y concreto de las realidades políticas, la doctrina sobre la Realeza de Cristo, aun sin ese nombre, ya tenía presencia y actualización en la España pre-revolucionaria y, de modo más consciente, en la contra-revolucionaria. Se adujo al respecto un luminoso y célebre texto de don Rafael Gambra: los realistas hispanos ya combatían la Convención transpirenaica para evitar que el Reinado de Cristo se redujese a las conciencias. Eventualmente la Revolución logró extenderse, socavando el régimen político cristiano. Y con él, yendo más allá, comenzó la grave indefensión de las propias conciencias. Por eso, hoy como ayer, el origen, medio y remedio de nuestros males siguen siendo políticos.

Tras comentar las características principales de Su Reinado y la naturaleza de su poder, se identificaron algunas de las heterodoxias más frecuentes, de las que han bebido todos los enemigos de Cristo Rey, y en particular el «catolicismo liberal». Este ha sido informado por dos tendencias opuestas pero constante y mutuamente retroalimentadas, que no son sino eco de las más viejas herejías: el gnosticismo (escatologismo) y el ebionismo (encarnacionismo). Pues es la gnosis, en su versión protestante, la que lleva a afirmar la apoliticidad del Reino de Cristo. Y es el destierro de lo sobrenatural el que lleva a bendecir, e incluso a bautizar, todas las innovaciones seculares, revolucionarias, como hitos en la consecución de aquél: ya se apoden cristianos por el socialismo o cristianos por la democracia y los derechos humanos.

Frente a sus enemigos el combate debe ser incesante, como perennes son los motivos para esperar el triunfo de la santa Causa. ¡Cristo reinará! Contra cualquier derrotismo, psicológicamente devastador a nivel individual y colectivo, debemos combatir toda vana ilusión, pero alimentar las más dulces y firmes esperanzas: natural y sobrenaturalmente fundadas. En todo caso, ninguna acción bien orientada a restaurar Su Reinado quedará sin fruto: serán como joyas incrustadas en la Corona de Nuestro Rey; como perlas que embellecerán la Diadema de Nuestra Inmaculada Reina.

Por último, una tercera intervención se centró en comentar la importancia y vigencia de las revelaciones que Nuestro Señor hizo al beato Bernardo de Hoyos en 1733. Como un grito de fe, como nuevo lábaro de victoria frente a un mundo cínico, apocado y descreído, la gran promesa divina nos llama a todos los carlistas a la esperanza y a la perseverancia por que el Sagrado Corazón vuelva a reinar en España y en el mundo.

Finalizadas las intervenciones, una animada tertulia en torno a los aspectos más prácticos de nuestro combate puso el cierre adecuado a este encuentro memorable con que nuestro Círculo quiso reavivar el fervor de nuestra entrega para que Él reine.

Círculo Cultural Alberto Ruiz de Galarreta

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