Después de asistir a «la Santantonà» y de haber disfrutado de la naturaleza en la comarca del Maestrazgo, tendremos que atravesar la Península de este a oeste si queremos participar en una celebración tradicional del Reino de Galicia. Para ello bien podríamos recurrir al transporte aéreo, antes de que los gurús de la huella de carbono lo restrinjan para la plebe, y partir desde el aeropuerto de Castellón, aquel que, durante largos años, fue un símbolo del pelotazo y de la corrupción en el Régimen del 78. Como parece que el aeropuerto «ha despegado», bastará con elegir un vuelo hasta Oporto (Portugal) y desde ahí cubrir los 150 km que lo separan de la parroquia de Aldán, en el municipio pontevedrés de Cangas de Morrazo.
Aunque el patrono de Aldán es San Cibrán, cuya fiesta es en septiembre, es mucho más famosa su celebración en honor a San Sebastián, con unas danzas que se vienen bailando desde principios del siglo XVII, al menos que se sepa.
Los vecinos acuden a la iglesia, donde ya está adornada la imagen de San Sebastián con flores y con una rama de limones. Los danzantes son 10 galans y 5 damas, además del guía, un tamborileiro y un gaiteiro. Ellas llevan trajes almidonados blancos y mantones de manila negros, además de sombreros muy coloridos, con flores y cintas que les caen sobre la espalda. Los hombres van ataviados con trajes y sombreros de color negro. Les cruzan el pecho unas bandas rojas o con la bandera rojigualda española.
Se comienza en el atrio de la iglesia, pidiendo permiso al Santo para bailar. Los danzantes van rodeando el templo, encabezando la procesión organizada por la Cofradía del Glorioso Señor San Sebastián. Alternan una serie de danzas y contradanzas, con la particularidad de que nunca se le puede dar la espalda al Santo. Galáns y damas se inclinan ante la imagen, tres veces cuando se acercan y otras tres cuando vuelven a su posición inicial, al son de la gaita, el tamboril y las castañuelas.
Estas danzas se vuelven a repetir a primera hora de la tarde al lado de la iglesia y culminan con una muñeira en honor al Santo.
Al finalizar la fiesta y antes de descansar y disfrutar de la gastronomía gallega se recomienda dar un paseo por los alrededores de la parroquia hasta el cruceiro de Hío, cuyo desencravo es uno de los más bellos de toda Galicia.
Ana Herrero, Margaritas Hispánicas
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