David y Goliat

David y Goliat. Ticiano.

Nuestra Causa les parece irreal a muchos en este siglo XXI: Un príncipe abanderado de la Tradición, pero exiliado; unos estados modernos, fragmentos restantes de lo que una vez fue la Monarquía Hispánica; y nosotros, víctimas del silencio que nos aplica la Modernidad, que sabe que somos una piedra en su zapato, para todo aquello en que se enfrenta a la Religión y la Tradición. 

A algunos les parece que hay una desconexión entre nuestra Causa y la geopolítica moderna, lo que les hace pensar que el Carlismo es anacrónico.

Nuestra lucha es un verdadero enfrentamiento, similar al que hubo entre David y Goliat. Nosotros somos ahora como el pequeño David, que, a pesar de su aparente pequeño tamaño, y la dificultad con la que llevaba las convencionales armas del rey Saúl (espada, casco, escudo…), no era ajeno a la lucha, y tenía experiencia en la destreza del combate «he matado a un león y a un oso». Del mismo modo, nuestra lucha empezó con una defensa de la bandera dinástica, y hemos sobrevivido a tres guerras onomásticas y a la era del franquismo, después de que nuestros mayores combatieran duramente  en la Cruzada nacional.

No tenemos armamento convencional. Nuestras principales armas son la Providencia divina en la que confiamos ciegamente, pues al ser divina es infinitamente justa, y la esperanza, que mantiene viva la llama de la Tradición, que inmortalizaremos por el resto de la historia.

En la segunda mitad del siglo XX retomamos fuerzas y nos consolidamos en la doctrina y pensamiento tradicionalista. En el siglo XXI vamos nuevamente a batirnos contra la agitación revolucionaria y el caos pagano que ha resultado de las revoluciones socialistas y liberales que arrasaron con la Cristiandad.

Si nos objetan que somos irrelevantes porque hoy somos pocos eso sólo significa que muy probablemente mañana seremos más.

Paolo Emilio Regno, Círculo Tradicionalista Nuestra Señora de la Asunción de Panamá